miércoles, septiembre 14, 2016

Noveno libro 2016: "La brigada de Anne Capestan", de Sophie Hénaff.

Menos mal que sigue habiendo libros divertidos. No conocía a la autora, como no puede ser de otra forma ya que es su primera novela, pero una portada tan agresiva y un título tan beligerante me llamaron la atención: una brigada policial dirigida por una mujer en una novela escrita por otra... podría salir cualquier cosa pero lo que no me esperaba era humor, así que me llevé una grata sorpresa al encontrar una novela policíaca escrita en clave de humor por una francesa.
Lo leí hace tiempo pero tengo atrasados los resúmenes así que intentaré ponerme al día y remover lo que recuerdo.
Comienza el libro con nuestra protagonista de baja forzosa en la policía porque parece ser que pecó de gatillo fácil y mató a alguien. En una situación personal bastante complicada, ya que entre col y col la ha dejado el marido, recibe una llamada del que denomina su "mentor", no sabe si para echarla definitivamente del cuerpo o para reincorporarla al servicio.
Con un estado de ánimo sombrío y sin muchas expectativas profesionales el caso es que su mentor la coloca al mando de una brigada formada poco menos que por deshechos de tienta de todos los departamentos de la policía recibiendo el encargo de coordinar a un grupo con un número indeterminado de efectivos quienes por edad, problemas personales, falta de aptitud o pocas ganas de trabajar han estado como ella bastante tiempo de baja, aparentemente para que se ocupen de casos que dormían el sueño de los justos sin haberse resuelto y con la idea de que tal grupo de ineptos siga sin resolverlos.
No obstante, entre las cajas y sobresaliendo entre morralla policial sin importancia, sin mucho buscar aparece un caso que interesa a nuestra protagonista que intenta tomarse el trabajo de manera profesional aprovechando a la gente que va llegando poco a poco al piso en el que se ubica una comisaría nada convencional, que no se yo que la policía francesa pueda tomarse el empleo de manera tan laxa y cobrar incluso sin trabajar o incorporarse al servicio a voluntad. Pero lo importante es que Ann consigue formar un variopinto grupo que a su manera avanza en la investigación a la vez que van poco a poco cohesionando el equipo que componen una rica gionista de televisión, un recién viudo a quien nadie considera tal porque lo ha sido por perder a su pareja masculina, un gafe o que al menos es tenido como tal por todos y por él mismo dado que sus compañeros suelen acabar muertos, un calvo borrachín y siempre con manchas de comida, un supuesto experto informático bastante corto, la propia Capestán y algún otro que ahora no se me viene a la cabeza. Ah, y un perro de pura raza chucha propiedad de la guionista. Lejos de acabar a farolazos y volverse a sus respectivas casas la cosa funciona y entre piscolabis y paseos en el coche de la millonaria consiguen acabar de decorar la comisaría y resolver una trama que resulta bastante flojita.
El punto fuerte de la novela son los personajes y el humor que rezuma y para una primera novela no está mal pero enseguida comienzas a sospechar muchas cosas y otras están muy cogidas por los pelos o encajan demasiado rápido pero es entretenida y resulta fresca. En cuanto la autora le coja el truco a las historias y no resulte tan transparente puede hacer que la brigada tenga más casos y dar continuidad a su obra. Y también podemos olvidar el tropezón de Capestan que dada su mano izquierda y la paciencia que destila para coordinar a su equipo es difícil de creer que en algún momento pudiera incurrir en un hecho violento. Quedo a la espera de la siguiente aventura de la comisaría de la calle Les Innocents, 5.

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