Anoche cuando ya no esperaba nada del día sino un buen rato de lectura (que ya tengo muy en buenas el último de Zafón), mira por donde, me deparó una sorpresa. Me comentó mi hermano que Demetrio el albañil había descubierto una placa de piedra en una obra que estaba haciendo en la plaza y que era de mil setecientos y pico. Rauda y veloz, antes que los ladrones de tumbas despertaran de su letargo invernal, llamé a mi amigo Pedro porque yo tengo la cámara rota y, además, él es licenciado en Historia. Me prometió hacerle una foto y me avanzó que él siempre había creído que allí estaba el pósito, que se veía por debajo de la cal parte del dintel de la puerta y que la otra jamba era el escalón de entrada a la casa.
Pese a saber que Pedro le haría la foto, no pude evitar remover Roma con Santiago y sacarle a mi hermano dos cámaras digitales que juntas no hacen una buena y me dirigí yo al lugar. Para mi desgracia pude comprobar que la piedra estaba a una altura muy considerable para el alcance de la cámara y que, delante, había un andamio de dudosa seguridad estructural que me impedía hacer una foto decente y ni siquiera me dejaba leer bien la inscripción, sobre todo con tan poca luz.
Intenté hacer la fotografía como pude y cuando estaba dudando si subirme al andamio podría ser tomado por un hipotético espectador (por ejemplo, Veri, sin ir más lejos, que tenía el pub abierto) como una tentativa de robo con escalo, se me acercó Josefina peguntando por la razón de mi tardía estancia en mitad de una obra, dentro del cordón de seguridad de la misma y mirando hacia arriba. Se lo expliqué y me conminó a que ni se me ocurriera subirme al andamio, que sabía quién allí lo había ubicado, momento en el cual comencé a hacerlo con riesgo evidente de mi integridad personal pese a que, para mi sorpresa, el andamio parecía firmemente anclado.
Hice tres o cuatro fotos, a cual peor, debido a las circunstancias: carencia de luz, poco alcance de la cámara, inestabilidad estructural del apoyo en que me encontraba, miedo escénico (por qué no decirlo)... Os cuelgo las dos más decentes, después de "tratarlas" un poco para que pueda verse algo y, en atención a que me consta que mi amigo Domingo no tiene bien calibrado el monitor y ve mi blog muy oscuro y en aras a dar a concer el texto (tras largo análisis de la foto y someras lecturas sobre los pósitos y Carlos III) las mismas fotos con las letras repasadas. Creo que pone "REYNANDO (esto está en superíndice, es que no se ponerlo en el editor del blog) LA MAGESTD (la D también en superíndice) DE (la E saliendo de la D) D. CARLOS (OS en superíndice) III Q. D. G. SE CONSTRUYO (la Y no se si es Y o I) ESTE RL (la L en superíndice) POSITO A COSTA DE SUS CAVDALES AÑO (la ñ no parece una ñ sino algo parecido a una M) y en la piedra de abajo DE (la E unida a la D) 1781. En cualquier caso, no os confiéis mucho porque la foto se ve fatal y en vivo y en directo me pareció leer que se había hecho a consta de sus ciudadanos, cosa que al rato me pareció harto difícil, y luego imposible, si tenemos en cuenta el año: todavía no había tenido lugar la revolución francesa y me parecía sospechoso que ya se hablara de ciudadanos en Quero, así que he investigado un poquito y, viendo placas similares, he llegado a la conclusión de que sí, que son "caudales" lo que pone porque parece ser que, en la época de Carlos III, con el boom del Despotismo Ilustrado y en aras de dar un empujón a la isntitución para reactivar la economía y dar impulso a la agricultura, los pósitos dependían directamente de la Corona.
Por cierto que para quienes no sepan lo que es un pósito, aparte de recomendar que se informen convenientemente en libros, manuales y enciclopedias o que, en su caso, pregunten a amigos historiadores, que es lo que haré yo en cuanto pille libre a Pedro, puedo adelantar que, de lo poquito que yo se (que no es mucho), creo que eran algo así como almacenes públicos de grano a los que los agricultores acudían en época de vacas flacas para pedir grano a crédito a bajo interés. Hay que tener en cuenta que también en la época nacieron bancos como el de San Carlos con lo que la necesidad de crédito debía ser grande. Y eso que no creo que hubiera tantas hipotecas como ahora.
Por cierto que para quienes no sepan lo que es un pósito, aparte de recomendar que se informen convenientemente en libros, manuales y enciclopedias o que, en su caso, pregunten a amigos historiadores, que es lo que haré yo en cuanto pille libre a Pedro, puedo adelantar que, de lo poquito que yo se (que no es mucho), creo que eran algo así como almacenes públicos de grano a los que los agricultores acudían en época de vacas flacas para pedir grano a crédito a bajo interés. Hay que tener en cuenta que también en la época nacieron bancos como el de San Carlos con lo que la necesidad de crédito debía ser grande. Y eso que no creo que hubiera tantas hipotecas como ahora.
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