domingo, noviembre 18, 2018

Trigésimo noveno libro 2018: "Arderás en la tormenta", de John Verdon.

Con lo que me gustó "Se lo que estás pensando", esta última novela de John Verdon, sin embargo, me ha resultado entre soporífera y tirando a peñazo. 
No se si es que tengo crisis lectora, leo menos y más despacio y ya puede ser la cosa brillante para hacerme tilín. O eso o es que el detective David Gurney está en declive. Y eso que la acción se desarrolla en medio de conflictos raciales que darían para siete series de acción, así que convertir la investigación en algo monótono y aburrido también tiene mérito, que casi estaba esperando que aparecieran buganvillas en la casa de campo del protagonista para mandar el libro a hacer puñetas.
Gurney, que vive retirado en una casa de campo entretenido en una excavación arqueológica de unos restos en su propiedad con menos antigüedad que los de cualquier ruina de una casilla de campo manchega (porque investigar historia de los EE.UU. es lo que tiene), se deja contratar como investigador independiente por el fiscal del Distrito, en el que tiene menos confianza que en otra cosa, para dar cierta idea de imparcialidad a la investigación del asesinato de un policía en el marco de una protesta racial con motivo del aniversario de la muerte de un chico negro. Había prometido a su mujer, que en esta novela tampoco es un personaje tan interesante como en otras, que no iba a volver a la investigación pero el gusanillo de seguir pareciendo el más listo y el más justo y el menos sobornable y... pues eso, que vuelve.
Aparentemente parece que alguna de las asociaciones en defensa de los derechos civiles de los negros pudiera estar implicada en la muerte, pero resulta que han ido a asesinar al policía más íntegro del cuerpo y encima estaba casado con una afroamericana, por lo que no parece la cosa tan clara e incluso hay indicios que hacen pensar en una trama interna dentro de la policía y Gurney va poco a poco, de forma demasiado parsimoniosa para mi gusto, entresacando los hilos que llevarán a la solución del caso, aunque parece que siempre llega tarde y tampoco descubre la cuadratura del círculo. Acostumbrada a tramas más interesantes, ésta me ha parecido demasiado manida, tratando temas que están muy vistos en series, conflictos raciales, corrupción policial, fiscales con aspiraciones políticas,... aunque tal vez se trate de una novela más destinada a consumo interno, que al fin y al cabo el tema racial en Estados Unidos es una preocupación candente.
En fin, que no me ha gustado mucho. De hecho, muchas páginas me han resultado aburridísimas.

viernes, noviembre 09, 2018

Trigésimo octavo libro 2018: "Palermo es mi ciudad", de Simonetta Agnello Hornby.

Es el segundo libro que recibo por participar en Masa Crítica de Babelio y estoy encantada. Como todos los libros de gatopardo ediciones está muy cuidado. Es pequeñito y muy manejable, con las páginas no enteramente blancas y un inconfundible olor a libro bueno.
A diferencia de La Mennulara, este libro es autobiográfico. La autora relata parte de su infancia y adolescencia cuando la familia se traslada a vivir a Palermo y hasta su partida a Londres. Al principio no acababa de entrar en el libro, me descentraban los muchos nombres que me perdían en el maremagnum de la familia de Simonetta y me molestaba la reiteración de la frase que le repetía su padre y de la que deriva el título del libro. Pero poco a poco consiguió engancharme y e disfrutado mucho con él.
Se pude leer de corrido como si fuera una novela ya que el relato sigue en orden cronológico pero cada capítulo es una joyita descriptiva con entidad propia que no desmerece al ser leído sin conocer los anteriores. Se describen personas, caracteres, relaciones familiares y sociales, sobre todo de la alta sociedad a la que pertenecía la familia, realidades políticas, corruptelas... y, especialmente, la ciudad, que dan ganas de viajar ya mismo a Sicilia (que más quisiera).
El libro comienza con la autora, que observa como su madre colorea dibujos, meditando que su progenitora ya no podrá servirle de ayuda para recordar su pasado ya que ha perdido la memoria y por ello comienza a recordar y a compartir sus recuerdos con quienes leemos la historia.
El relato, que comienza en 1958 y concluye en 1962, nos va introduciendo poco a poco en la familia de la autora desde sus recuerdos. Empieza con la mudanza y las dudas  sobre lo que encontrarán en la nueva ciudad a la que llegan. Pese a que su padre siempre le dice que Palermo es su ciudad, Simonetta necesita palpar esa realidad por si misma y enamorarse de la ciudad como acabamos haciendo nosotros. 
La complicada familia de la autora con tantos tíos, primos,... unos muy queridos, otros que no se hablan, la vida familiar que en principio es meramente un mundo de mujeres para la autora, su madre, sus tías, abuelas, primas, criadas, visitas... se va poco a poco ampliando hacia el mundo de la ciudad por la que camina siempre acompañada y siguiendo unas reglas rígidas sobre las amistades que le están permitidas por el decoro y por su pertenencia a la clase social a la que pertenece.
Avanzando por los capítulos vamos viendo que la pareja que forman sus padres no es tan idílica y que los convencionalismos sociales de la época condicionan la mayoría de las relaciones personales, afectivas y sociales. La conciencia de clase es muy fuerte y la vida de las jóvenes está rígidamente organizada. Según la edad se pueden arreglar de una determinada manera, usar joyas más o menos recargadas, necesitar carabina o no, asistir a según que fiestas y relacionarse con según qué gente, siempre bajo la supervisión de algún adulto y el control social de toda la tribu. Y eso que la madre de Simonetta es un encanto y parece que el marido le permite cierta libertad en la educación de la niña. Claro que él se permite todas las libertades aunque a nivel político parece un hombre íntegro frente al mundo corrupto, caciquil, clientelista y hasta mafioso que describe de manera magistral la autora.
El elenco de personajes del libro es inagotable, la mayoría mujeres con los contrapuntos del padre, algunos familiares y sobre todo el incomparable Paolo, inventándose ocupaciones para hacer lo mínimo indispensable pero estar donde quiere estar en cada momento y donde sobre todo se coma mejor. Y esa, la comida, es otro de los puntos fuertes del libro pues muchas de las mujeres que aparecen en él son estupendas cocineras destacando sobre todo el apartado de dulces, que requiere gran parte del glosario que figura al final del libro y que me hizo salivar de envidia durante la lectura.
El tono de la obra es ameno y relata una infancia feliz en una época de cambios sociales y de crecimiento económico que enriquecía la isla pero en un sistema corrupto bajo el férreo control de la mafia. La precoz conciencia crítica de la autora discurre por sus páginas precisamente en temas de corrupción política, desigualdad entre hombres y mujeres sobre todo en materia de fidelidad, diferencias sociales... Es un libro muy recomendable y a la vez muy entretenido aunque me costara enterarme de los apellidos de las distintas ramas familiares.
Comparto un vídeo de la autora sobre su propio libro.