domingo, agosto 02, 2020

"El carrusel de las confusiones", de Andrea Camilleri. 24/2020.

No se qué voy a hacer cuando me acabe todos los Camilleri. Lo voy a echar mucho de menos. Aunque, siempre nos quedará alguna relectura. Y además uno que dejó escrito Don Andrea para cerrar el ciclo de su comisario cuando él muriera.
Este empieza, como varios de la saga, con el despertar de Montalbano. Despertar provocado para su fastidio, por una insistente mosca que, pese a ser siciliana, resulta tan pesada como son las manchegas.
Cuando la mosca ya le ha paseado varias veces la cara y realizado varios intentos de colársele por la nariz, con traumático resultado para Montalbano, el comisario procede matarla sumariamente, sin celebración de juicio y sin darle después cristiana sepultura. Pero, seguidamente, percibe otra segunda mosca, lo que le genera remordimientos por las dudas de haber matado a una mosca inocente.
Y esa es la primera de las aparentes confusiones que pueblan la novela y le dan título.
La trama se centra en los extraños secuestros de dos mujeres que son después liberadas sin consecuencias físicas reseñables salvo el susto que se llevaron, sin saber siquiera quién las secuestró ya que las dormía con cloroformo.
Como una de las secuestradas es hija del dueño de su restaurante favorito, Montalbano toma especial interés en el asunto mientras un pesado intenta quedar con él en la comisaría sin que sean capaces de coincidir en el espacio-tiempo hasta el final del libro. Algo que suele pasar con algún cliente que se las arregla para intentar quedar contigo en horas, días o momentos en que no hay forma de atenderle y que luego nunca está él disponible cuando intentas tú concertar la cita. Panem nostrum cotidianum.
Paralelamente se produce un incendio en una tienda despareciendo el dueño y su novia, y tiene lugar el secuestro de una tercera mujer que sí aparece lesionada con cortes superficiales por todo el cuerpo. Todas tienen en común trabajar para bancos, así que, pese a que la imagen de la mafia sobrevuele las sospechas, el Comisario dirige la investigación a la vida y trabajo de las mujeres, de confusión en confusión, pues no acaban de encontrar el hilo que dirige las vengativas acciones del secuestrador ni averiguar quién es hasta el final en que el círculo de la novela se cierra.
No es el mejor Montalbano que he leído pero, como todos, se deja leer y está entretenido.