Esperaba mucho de esta novela, pero al final me da la sensación de que no profundiza en la vida profesional de la mujer real que fue la catedrática y me he quedado con ganas de averiguar más. Pero si a la autora le pareció más importante su supuesta relación con el autor de La Celestina, pues nada, cada quien es cada cual. Me enganché casi más con la otra mujer que destaca en la primera parte de la obra, Isabel, la hija del impresor.
Lo que más me gustó de la obra es la organización de la novela: diferentes personas que cuenta la vida de Luisa de Medrano desde la perspectiva que les da su relación personal con ella en el transcurso de los años.
La acompañamos en sus primeros pasos por el aprendizaje, la lectura y el despertar de su intelecto con su primer maestro, un poco viva la Virgen, pero que capta enseguida que se trata de una niña diferente y con la cabeza muy bien amueblada.
El siguiente paso en su vida lo relata nada más y nada menos que la que llegaría a ser la reina Juana de Castilla, pues Luisa se traslada a vivir a la corte (su madre era dama de la reina Isabel).
Seguimos a Luisa a Burgos de la mano del relato de Isabel de Basilea, hija del impresor de La Celestina y, como no, la primera toma de contacto con Fernando de Rojas, quien sucede a Isabel en el relato de la vida de Luisa, a la que asedia con pretensiones amorosas ya en la Universidad de Salamanca, donde la misma cursa estudios.
Continuamos la novela asistidas por el relato de Dorotea, la doncella de Luisa, y acompañamos a ambas al campo huyendo de la peste (capítulo muy interesante por la familiaridad con los tiempos recientes) y, al regreso a Salamanca, nos cuenta las pretensiones de Luisa de conseguir plaza de catedrática, su envidioso hermano Luis, que aspira igualmente a la plaza y malmete lo que puede.
Marcelo, un alumno deslumbrado por las dotes docentes de la Medrano, sigue con la novela contándonos las insidias de Luis Vives y el hermano de la misma, para acabar con la carrera de Luisa y, por último, la acompañamos en sus últimos días junto a su madre, Magdalena, con la que apenas tuvo trato de pequeña y luego una tormentosa relación, pero que es quien nos acompaña por los aspectos más íntimos de la vida de su hija y nos descubre su secreto (que llevábamos sospechando muchas páginas atrás).
En fin, que la novela está muy bien escrita pero no deja de ser prácticamente todo ficción. Entretenida.
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