Me llegó ayer y llevo casi la mitad, lo cual, teniendo en cuenta que tiene 176 páginas, tampoco sería un récord si se tratara de otro tipo de libro. Ya os avisé en otro post que me había interesado con motivo del cumpleaños de nuestra Dulcinea del mes de abril, la neuróloga Rita Levi-Montalcini pero es que además la primera parte me está resultado tremendamente interesante. Partiendo de mi supina ignorancia en materia científica ha conseguido que comprenda un poco el funcionamiento del cerebro, bueno, lo poco que se sabe porque además nuestra Dulcinea, pese a ser una de las más famosas neurólogas del mundo (con un premio Nobel en su haber, además de muchos otros merecimientos), reconoce que se sabe muy poco del funcionamiento del cerebro. Pero lo que más me ha llamado la atención es la dicotomía cerebro/mente. Me explico, el cerebro no es la mente, la mente es otra cosa y ni Doña Rita ni parece ser que ningún neurólogo saben mucho más de ella que Hipócrates. Pero sí me ha quedado una cosa clara: el cerebro no tiene una especie de disco duro como los ordenadores, donde se archiva nuestra memoria y que si se borra la cag... Nuestra materia gris lo que hace es como las multinacionales grandes, que archivan sus documentos en varios sitios y los importantes en un bunker en Silicon Valley o así. Por lo que llevo leído nuestra memoria es todo un engranaje de enlaces conectados unos con otros y que si se pierden neuronas o se rompen enlaces pueden recuperar la relación y la información mediante otros. Pero sobre todo lo que me ha gustado más es que dice algo así como que el cerebro hace una selección de la información que recibe, una selección parecida a la selección natural de las especies, pero defiende que podemos intervenir en esa selección, vamos que el celebro no sólo selecciona lo que a la especie o a nuestra humilde persona puede beneficiar o salvar, sino que nuestra mente selecciona lo que le gusta, que podemos decidir qué archivamos y seleccionar la información que puede resultarnos útil a nuestro proyecto vital individual, algo así como que podemos construirnos a nosotras/os mismas/as, que no todo está en la dotación neuronal genérica con la que nos haya dotado la madre naturaleza sino que podemos influir en la formación de nuestro cerebro y, sobre todo, de nuestra mente, de ese maravilloso sitio donde parece que de momento sólo podemos llegar con carácter individual, vamos, cada uno a la suya. No se si me he explicado pero consuela pensar que si naciste para martillo, aunque del cielo te caigan los clavos, puedes no acabar dedicándote a la carpintería.
Por cierto, Doña Rita, que ¡Feliz siglo!
3 comentarios:
genial exposición del libro.
Muchas gracias. Me viene bien, que necesito que me levanten la moral.
Al final va ser que los sicólogos y los neurólogos no se contradice. Nada, ahora solo toca aprender de la Leví y llevar a la práctica lo que dices que dice.
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