jueves, julio 02, 2015

Decimoctavo libro 2015: "El Gusano de Seda" de Robert Galbraith (J.K. Rowling).

Acabo de terminar el segundo libro que publica J.K. Rowling con el seudónimo de Robert Galbraith (aunque J.K. no deja de ser también seudónimo porque se llama simplemente Joanne Rowling sin k por ningún sitio).
Como el primero ("El canto del cuco") me gustó mucho, he repetido y éste tampoco está mal. 
Creo que las novelas de detectives le van a dar mucho juego a la Rowling y que ha encontrado un gran personaje, o tal vez dos: Cormoran Strike y su, de momento, secretaria Robin (Robin Venetia Ellacott). Que si parece que le gustan a esta autora los pájaros: el cuco del primer libro, el nombre del detective (aunque se llame así no por el pájaro sino por el gigante de Cornualles) y Robin, que significa petirrojo (me lo adelantó mi amigo Pedro que se leyó el libro antes que yo).
Cormoran, a quien todo el mundo se empeña en llamar Cameron (y solo hay que tratar de pronunciar el nombre en inglés para saber por qué) es un detective atípico, tanto desde el punto de vista físico como por su forma de trabajar. 
Físicamente destaca por su gran estatura pero, sobre todo, por el hecho de faltarle una pierna desde poco más abajo de la rodilla. La perdió en un atentado en Afganistán.
En cuanto a su forma de trabajar es serio, concienzudo y respetuoso en los procedimientos siempre que puede. Fue investigador en el ejército y sigue utilizando métodos profesionales.
En relación a su vida personal, Cormoran, seguidor del Arsenal, es hijo extramatrimonial (reconocido solo tras la correspondiente prueba de ADN) de John Rokeby, un famoso cantante de rock con el que no se relaciona, tiene varios medio hermanos y una medio hermana y acababa de terminar una relación de varios años con una mujer muy guapa pero que lo traía por la calle de la amargura, no obstante lo cual, en este segundo libro el fantasma de Charlotte todavía sigue sobrevolando la vida de nuestro detective.
Cormoran abrió una agencia de detectives que funcionaba malamente al comienzo del primer libro pero por un error de la agencia de contratación le envían como secretaria temporal a Robin, una joya en bruto que se muere por colaborar en las investigaciones de su jefe ya que parece que es su vocación frustrada y que ayuda a su jefe a centrarse en el trabajo.
Robin es muy guapa y tiene un novio al que quiere mucho pero excesivamente controlador y, quiero pensar, manifiestamente suprimible en posteriores libros. Dejó a medias la carrera de Psicología y despreció un trabajo bien remunerado en el Departamento de Recursos Humanos de una gran empresa para trabajar por mucho menos dinero en la agencia de Cormoran, lo cual fastidia enormemente a Mathew, el novio de Robin.
A Robin el trabajo administrativo le lleva poco tiempo y tiene la oficina muy bien organizada pero como le encanta ayudar a su jefe aprovecha cualquier oportunidad para asumir otras competencias que Cormoran parece reacio a darle. En este segundo libro descubrimos además que es una experta conductora.
Tras el éxito logrado en la investigación que relataba El Canto del Cuco, la agencia tiene mucha clientela, que incluso paga los servicios de Cormoran, pero casi todo son labores de seguimiento y vigilancia de maridos o esposas supuestamente infieles e investigaciones para divorcios. Todo este trabajo paga las facturas de nuestro protagonista y el sueldo de Robin, pero se le nota un poco aburrido, de manera que acepta un caso, aunque en principio no le promete grandes ingresos, de una clienta a la que dan ganas de achuchar para que espabile cada vez que habla.
Leonora Quine acude a la agencia para que Cormoran localice a Owen, su marido, un escritor mediocre que al parecer tiene por costumbre desaparecer con alguna mujer o para dar la nota y que lo busquen pero que como siempre vuelve porque tiene una hija con discapacidad, la esposa no quiere recurrir a la policía aunque hace ya diez días que falta de casa.
Cormoran toma por buena la versión de la esposa y comienza a buscar a Owen sobre todo porque Leonora, que no tiene mucho dinero, le promete que será la agente de su marido quien pague los honorarios. pero el asunto se complica cuando Cormoran descubre el cadáver del escritor a quien han asesinado de una manera muy poco convencional y que se corresponde exactamente con la forma macabra en que se produce la muerte del protagonista del próximo libro del autor: Bombyx Mori (gusano de seda).
Dado que en el libro, bien escrito pero pornográfico y de mal gusto, pone verde a muchas personas del ambiente literario londinense, con nombres ficticios pero perfectamente reconocibles, y que solo algunas personas han podido leer el manuscrito del todavía no publicado libro, estas personas pasan rápidamente a la categoría de sospechosos (otro autor, la agente del muerto, el editor...), menos para la Policía Metropolitana que centra sus investigaciones en la esposa que parece tener todas las papeletas para ingresar en prisión.
Nuestro protagonista se centra en las personas más cercanas al libro ayudado por Robin, dado que el pobre se pasa medio libro cojeando porque alguien le provoca una caída que le afecta a los ligamentos de su maltrecha rodilla. Y todo ello con Londres sufriendo una tormenta de nieve tras otra, que me ha venido bien el ambiente invernal para refrescar estos días de tórrida ola de calor manchega.
No es que la trama sea tremendamente interesante pero seguimos la investigación, los interrogatorios paralelos a los de la policía y las sucesivas sospechas que pesan sobre distintas personas con creciente interés hasta que en las últimas páginas se resuelve el asunto, de manera bastante sorpresiva al final respecto de la persona que cometió el crimen.
He hablado de dos protagonistas, pero hay un tercero: Londres. Me encanta la forma que tiene la autora de describir las evoluciones de sus personajes por la ciudad, las descripciones de calles, lugares y sobre todo de los pubs, que existen y me he entretenido en buscar en Internet y no me importaría hacer una ruta por algunos de ellos, a ser posible con menos nieve. Como la Rowling no da puntada sin hilo, me imagino que algo tiene ya pensado para rentabilizar el recorrido.
"El gusano de seda" tiene 50 capítulos que están encabezados por frases o fragmentos de obras que no conocía, de autores que en su mayoría no me sonaban tampoco. Estuve investigando nombres y resulta que son autores, sobre todo teatrales, de la época isabelina y jacobina del teatro inglés (Thomas Dekker, Francis Beaumont, William Congreve, Ben Jonson...). Curiosamente incluye varias citas de algunos, pero sólo una de Shakespeare, y no de sus obras más conocidas, y solo otra de Marlowe). No conozco mucho el teatro de esa época pero debía incluir escenas muy truculentas que relacionan estas citas con la obra que comento, en la que además hay referencias a las "intrigas jacobinas" o las "tragedias de venganza jacobinas" en las que podría incluirse la macabra escena del asesinato de Owen.
El libro es muy entretenido y la evolución de los personajes me hace pensar en una larga saga de historias de Cormoran Strike. Sobre todo, porque la Rowling ya anuncia el tercero para septiembre.

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