jueves, septiembre 09, 2021

"Tirar del hilo", de Andrea Camilleri. 13/2021.

He leído muchísimos libros de autores ya muertos, así que no sé por qué saber que Camilleri ya no está entre los vivos y sobre todo saber que, por razones obvias, no va a escribir más, me pone tan triste y me causa casi enfado. Me pasó lo mismo cuando murió Delibes, que casi me parecía una traición, como si el pobre hubiera querido morirse. En fin, cosas mías. Menos mal que Camilleri dejó cosillas sin publicar y podremos seguir tirando de archivo.

Hablando de "tirar", el último libro que me he leído de mi añorado Camilleri lleva por título "tirar del hilo" y de costuras, o de costurera, va la cosa. Y su protagonista, cómo no, el comisario Montalbano.

La novela comienza con una de las visitas de la novia del comisario, Livia, esa relación a distancia con visitas con derecho a roce que mantienen desde hace años. Ella vive en Génova y él en Sicilia y se ven de pascuas a ramos, hablan todos los días y discuten casi con la misma frecuencia, pero la cosa sigue viva, imagino que por exigencias del guion para dejar libre al comisario en su mundo sin que parezca que no es capaz de tener algo serio con alguna mujer.

En el marco de las masivas llegadas de inmigrantes a la costa de Sicilia, los policías al servicio de la comisaría de Montalbano están dedicados en su práctica totalidad y casi durante todas horas del día y de la noche a asistir en los desembarcos, sin dormir y sin relevos. En las traducciones les ayuda altruistamente un antiguo músico que en su día llegó también en patera.

Livia, que se encuentra en Vigata (la localidad de nombre inventado donde vive su novio), pretende que Salvo la acompañe a las bodas de plata de unos amigos y quiere que le confeccionen un traje a medida, cosa que al comisario no hace ninguna gracia. Y menos cuando le dice que ya tiene pedida cita y que será una modista y no un sastre quien le tome medidas y le cosa el traje.

Cuando por fin Montalbano se da por vencido y acude a la modista, la misma le deja totalmente abducido debido a su simpatía y personalidad, pero, mira por dónde, tras la primera prueba de la chaqueta del traje, Elena, que así se llama la modista, aparece brutalmente apuñalada en su establecimiento prácticamente cosida a pinchazos provocados con unas tijeras, salvo en los pechos.

Salvo se toma la investigación como cosa propia y trata de compaginar la coordinación de la oleada migratoria con el caso del asesinato de su modista, investigando la vida personal de Elena ya que la violencia de la agresión lleva a pensar que quien cometiera el delito tenía algo personal contra la modista.

Con la ayuda de una de las empleadas de la sastrería, que también colabora en las traducciones del árabe de los inmigrantes, investiga al que parece ser su última relación, que para el mujeriego subcomisario Mimi Augello es el candidato ideal porque le había birlado una conquista. Descartan al intérprete de árabe que también había tenido una relación con la víctima y van de sospecha en sospecha, remontándose en el pasado de la modista quien pese a su simpatía realmente era una persona bastante más opaca y reservada y parece guardar algún secreto que, por supuesto el comisario acaba descubriendo en el desenlace casi demasiado rápido del final.

El libro, como casi todos los de Camilleri, es muy ameno. Y como ya es de los que dictó porque se había quedado ciego es rápido en la redacción, preciso en el lenguaje, pero sin adornos, como escrito de una tirada, lo que lo hace casi mejor. Es muy entretenido y, como siempre, resulta también muy interesante, y abre el apetito, el recorrido gastronómico de Montalbano por la trattoria de su amigo Enzo, que hacen necesario su paseo hasta la roca de la playa para bajar calorías, y las comidas que le deja su cocinera en el horno para su deleite cuando vuelva a casa.

Además de la trama policiaca la novela es muy interesante como crítica social a la que nunca fue ajeno Camilleri, en este caso sobre la crisis migratoria, las mafias, las bajezas y grandezas de la gente anónima... Digno de ser leído.

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