sábado, enero 08, 2022

"Mujeres que no perdonan", de Camilla Läckberg. El 1º de 2022.

Lo empecé buscando algo flojito para empezar el año, pero da que pensar.

En un país supuestamente avanzado en igualdad de género (o esa moto nos han vendido), tres mujeres sufren malos tratos por parte de sus parejas y, a modo de "Extraños en un tren", pero a tres bandas, deciden poner fin a la situación. Cada una "solucionará" el problema de la otra.

Victoria, de procedencia humilde, había llegado a Suecia desde Rusia huyendo de los matones que habían asesinado a su pareja, otro mafioso que la había rodeado de lujos. Aconsejada por su madre, pone un anuncio en las redes sociales para buscar marido y Melte, un aparentemente inofensivo gordinflón sueco, contacta con ella y se la trae a su país, en el que tras un inicial periodo de buen rollo, comienza a despreciarla y considerarla únicamente como instrumento de satisfacción sexual, manteniéndola aislada de todo el mundo, limitándole el uso del teléfono, reteniéndole el pasaporte para que no vuelva a su país y no dejándola salir de casa, en la que Melte se dedica a beber cerveza con un amigo hasta caer borracho. Victoria sólo sueña con poder volver a su país.

Ingrid había tenido educación avanzada, había ejercido como periodista y corresponsal hasta que contrajo matrimonio con Tommy, también periodista, y tuvieron una hija. Cuando se ofrece al esposo la dirección del periódico para el que ambos trabajan, con aparente mutuo acuerdo, Ingrid deja su empleo para cuidar de su hija y favorecer el ascenso profesional de su marido, situación que va prolongándose en el tiempo en detrimento de la carrera profesional de la mujer, a la vez que van en aumento los desprecios por parte del marido que se considera superior. Ella soporta el estado de cosas hasta que constata que Tommy además le está poniendo los cuernos, lo que supone el detonante para ponerle fin.

Birgitta, maestra a punto de jubilarse, recibe la noticia de que sufre cáncer de mama ya muy avanzado por no haber acudido a las citas y reconocimientos que hubiera debido tener. Y no había ido al médico porque su marido Jacob la agredía metódicamente cada poco tiempo dejándole marcas en lugares poco visibles si iba vestida pero que cualquier médico hubiera descubierto en una revisión. Como sus hijos ya son mayores de edad, tras una paliza mayor que otras, decide que, total como va a morirse, dejará a sus hijos bien situados si pueden cobrar el seguro de vida de su padre.
 
Las tres mujeres, sin conocerse, se ponen de acuerdo para acabar con sus respectivos problemas y el resto es el desarrollo de los diferentes métodos de cada una para llevar a cabo sus estrategias.

Es un libro muy corto que me tuvo hasta las cuatro de la mañana leyendo hasta acabarlo. No es alta literatura ni una de las novelas de intriga como otras de la autora, pero intriga tiene ya que te estás temiendo lo peor durante todas sus páginas, entendiendo por lo peor, en el marco de la novela claro, que lleguen a descubrirse las intenciones de las mujeres, porque evidentemente las peores consecuencias las sufrirán los hombres que las habían maltratado. 

Un poco demasiado simple el tratamiento, en plan buenas y malos. No es cuestión de resolver la violencia de género usando de una violencia aún mayor sobre el maltratador, con evidente extralimitación del derecho de defensa, pero a las protagonistas del libro parece ser que es la única salida que se les ocurre. No os descubro si salen o no airosas.

Como ejercicio práctico de Derecho sería interesante estudiar las posibles soluciones jurídicas que podrían utilizar las mujeres de la novela para salir de la situación que cada una soporta y las posibilidades de éxito.

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