viernes, octubre 27, 2006

Rincones de El Toboso. La olma de la Casa de Dulcinea.

Hace dos sábados aproveché que acababa de conocer a Mari Paz, una guía local, para unirme a un grupo de turistas y darme una vuelta por El Toboso. Hicimos la ruta más común, recorriendo los distintos lugares que tienen relación con Dulcinea, obligando a los turistas a leer los carteles que jalonan el pueblo con pasajes del Quijote y, como no, entramos en la Casa de Dulcinea. Algún día realizaré un relato de la tarde completa, o al menos de lo que más me gustó, pero hoy voy de árboles y sexo.
Y es que el domingo pasado volví a El Toboso a hacer patria acompañando a mi amiga Ana Pilar en labores de comercial de los vinos que embotellan en su casa (otro día os hablaré de un reserva coj... que tienen). Pues a lo que íba, que tomándonos una cerveza sin alcohol en La Noria (se que resulta incongruente con nuestra comercialización del vino, pero había que conducir después y ya llevábamos tres Clayrets entre pecho y espalda) referí al dueño lo que me había impresionado el árbol que hay en la Casa de Dulcinea y él me contestó "sí, la olma". Inmediatamente se me planteó un problema terminológico que, por no tener todavía mucha confianza con quien utilizó la expresión, no pude aclarar. Y es que yo tengo un olmo en el corral de mi casa y, vamos a ver, ¿será olmo u olma?, porque siempre ha sido el olmo y si resulta que luego el pobre no es "el pobre" sino "la pobre" y le he creado un problema de identidad sexual grave...
Y hoy, ya ves, esta mañana en tierras migueletas, más aburrida que una olma, vieja y sin hendir por el rayo, me he acordado de la expresión y me he puesto a buscar hasta que he encontrado la explicación.
Según el diccionario de voces y expresiones populares en la obra de Miguel Delibes en los pueblos castellanos suele distinguirse entre árboles masculinos y femeninos (ya ves tú, nosotras creyendo que lo del lenguaje no sexista era nuevo), pero más por su tamaño que por su género, así un olmo especialmente corpulento, con una poderosa copa redondeada, será una olma, justo como la de la Casa de Dulcinea, porque es cierto que nunca había visto un árbol (o árbola) tan enorme. Y un nogal así, será una nogala, y un chopo grande y corpulento, una chopa.
Pues bien, tras arduas investigaciones, he llegado a la conclusión que nuestro olmo, todavía es un olmo (porque su embergadura todavía no es exagerada tras superar varias veces una enfermedad que le deja las hojas transparentes tras ser deglutidas por un insignificante bichejo que se las machaca dos o tres años sí y uno no) pero que al paso que va, va para olma.
Por cierto que si queréis consultar el diccionario en cuestión podéis hacerlo en este enlace: http://www.catedramdelibes.com/glosario/o.html A mí es que Delibes me gusta muchísimo.

No hay comentarios: