Estoy pasando una semana un poco chunga en la que me estoy cuestionando demasiadas cosas a la vez. O a lo mejor es la primavera.
Si, debe ser la primavera, porque si no a ver cómo se me ocurre a estas horas de la tarde del miércoles santo ponerme a leer el informe editado por el Instituto de la Mujer por aquella peregrina casualidad de cumplirse el quinto año desde la publicación de nuestra ley autonómica de prevención de los malos tratos.
Y mira por donde me encuentro esta perla:
No voy a criticar, aunque debiera, la falta de correlación entre el sujeto ("el número") y su correspondiente verbo ("ascienden") porque igual sale alguien "aclarándome" que quienes ascendemos somos "los profesionales especializados". Y no estoy yo para bromas.
No voy a criticar el fallo al que me acabo de referir, ni siquiera (aunque debíera hacerlo con más razón) la falta de ascenso que tenemos quienes trabajamos en los Centros de la Mujer, que, salvo las escaleras desde el bajo al primer piso, ya no subimos más. Me meto con lo de "especializados". No se cuántos hombres trabajan en los Centros de la Mujer de toda Castilla-La Mancha, pero pondría la mano en el fuego que la proporción existente no pasaría ningún criterio paritario de la Ley de Igualdad, porque el porcentaje de hombres es casi testimonial. Pues entonces, ¿qué hacemos 370 "profesionales especializados" metidos en el mismo saco? ¿No hubiera sido mejor referirse a profesionales a secas en lugar de ponerle un calificativo masculino? Porque si la totalidad del número ya estamos "especializados" el calificativo sobra y si falta esa especialización en alguna persona ya no somos 370. Así que no había sido necesario incurrir en sexismo precisamente en el punto referido a los Centros de la Mujer, que por cierto no es el único porque también parece haber solo "profesionales sanitarios".
Y lo que más me joroba de todo es que con tanto llamarme profesional, la palabreja ya no me suena ni medio bien; que yo antes la tenía asociada a la práctica habitual y libre de una profesión, normalmente de prestigio y, en la mayoría de los casos, bien remunerada.
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