Se me había olvidado (que últimamente no tiene una cabeza "pa ná") comentar en el blog lo de las faldas de las enfermeras y auxiliares de la clínica de Cádiz. Y eso que cuando vi la noticia estaba en el sitio más indicado para observar la problemática: en el hospital (como por otra parte desde finales de enero) viendo un ratito la tele con mi señor padre.
Me imagino que conocéis los hechos: la gerencia de la Clínica San Rafael de Cádiz, a la sazón una empresa con doble nombre de cartón de leche por ser propiedad de un señor con apellido de famosa marca de leche, ha reducido las nóminas de alguna de sus empleadas en unos 30 euros por no llevar falda en el trabajo. Les ha restado un "complemento de asistencia y dedicación" que no parece que tenga mucho que ver con el hecho de ponerse o no falda. Las enfermeras y auxiliares en cuestión han protestado, con razón, creo yo, que me pongo la toga por obligación cuanto tengo juicios porque también están los compañeros abogados obligados a ponérsela.
La empresa que regenta la clínica, "J.M. Pascual Pascual, S.A." (un pelín personalista para ser S.A. me parece) tiene en total siete hospitales distribuidos por Andalucía y concertados con la Junta de idem. Pues bien, en esta famosa clínica las cuatro personas del staff son, claro está, hombres y me he entretenido en investigar hasta que he dado con la web de la empresa en cuestión http://www.josemanuelpascualpascual.com/ donde, con una música bastante moña, me he encontrado que entre los derechos que reconoce a los pacientes está el de "que se respete su personalidad, dignidad humana e intimidad, sin que pueda ser discriminado por razones de tipo social, de sexo, moral, económico, ideológico o político". Ya ves tú, y las enfermeras y auxiliares sí. Las pobres, como en el Carrefour, a enseñar las piernas a los pacientes, agachándose con las carnes tolendas al aire.
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