Íbamos al Ayuntamiento y nos hemos encontrado hoy una sorpresa en la plaza de El Toboso: una preciosa hembra de buho que ha conseguido espantar a todas las palomas del tejado de la iglesia.
Todavía es muy joven aunque tiene un respetable tamaño y unos ojos casi naranjas del tamaño de monedas de dos euros.
Al principio recelábamos un poco la una de la otra porque pese a que tenía todavía más plumón que plumas su pico ya tiene unas dimensiones respetables y no hacía nada más que mirarme los dedos de las manos porque debía intuir mis ganas de tocarla.
Luego me ha dejado incluso que la acariciara y le hiciera cosquillas en el cuello. Parecía más un peluche que un ave.
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