No es el perro más hermoso que existe, ni siquiera es medio guapo, tampoco pertenece a una raza conocida como no se considere tal la "pura raza chucha". Es medio mueso, digo medio porque tiene parte de la dentición de la mandíbula inferior sobre el labio superior y el resto bajo él de forma que sólo le asoma un colmillo y algunos dientes, pero de los de abajo. No se distingue por su pelaje ni por su hermosa figura pero se ha sabido ganar el cariño de mucha gente en Quero.
Aunque responde a varios nombres, yo lo conozco por Antolín "el perro de la residencia" porque pasa gran parte del día en la calle Los Carros, que es la mía y también la entrada a la vivienda tutelada y centro día de mi pueblo. Comenzó a ir por allí cuando tenía la piel pegada a las costillas y parásitos para una exposición y como le dieron de comer, lo desparasitaron y le pusieron un collar y un nombre (o varios porque cada residente lo conoce por el que le resulta más familiar), decidió que no era mal sitio para desarrollar la labor social que viene desempeñando desde entonces. Sí, porque Antolín debería tener sueldo del Ayuntamiento (si en algún momento futuro recibiera alguna cantidad de la Junta o en su defecto el importe del Plan Concertado para los Servicios Sociales). El perro es amigo de todas y cada una de las personas que residen en la vivienda tutelada y hace las alegrías a quien frecuenta el centro día no haciendo distingos porque lo llamen por un nombre que no sea el suyo ya que responde a varios y sobre todo al tono en el que se le llame.
Al principio permanecía junto a la puerta como si temiera que separándose de ella desaparecería su sustento. Con ello consiguió comer a diario y mantener a raya a cuanto felino o canino intentaba acercarse al edificio e incluso a los contenedores de la basura cercanos. Poco a poco fue ampliando el territorio de sus correrías y actualmente toma el fresco en la puerta de mi vecina Victoria junto a las vecinas y recorre casi todas las calles del pueblo a diario dando a cada persona el cariño o el aprecio que cree que se merece, mostrándose alegre con rápidos movimientos de su rabo si se le llama con alegría, sentándose junto a quien le parece que está triste para hacerle compañía y vigilando todo cuanto ocurre a su alrededor como si tomara nota. Debe quedar poca gente que no le conozca y ayer tuvo a bien dejar que le fotografiara en la calle, aunque al principio retiraba la mirada como si lo de las fotos no fuera con él. Al final se resignó y se dejó.
2 comentarios:
Me encanta el reportaje... El nombre de Antolín se lo puso mi cuñada... Y efectivamente es el concejal del pueblo, esta feria se paseaba por los puestos y acababa en el baile y a una hora prudente se volvía a su barrio... Es un perro que sabe estar y agradar a grandes y a chicos, no se pelea ni con los perros... Espero que todo el mundo lo respete y pueda alegrarnos muchos años...
Gracias prima. En la feria no lo vi porque la que no pude salir fui yo pero no me sorprende en absoluto que saliera a verla porque "andorrero" es un rato.
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