Quedan pocos telediarios de legislatura pero el BOE algunos días echa humo. Por lo menos el del pasado día 11 que me sorprendió con tres reformas de importancia, sobre todo la primera. Vamos al lío.
- Ley 36/2011, de 10 de octubre, reguladora de la jurisdicción social, es decir, que tenemos nueva regulación de los procesos laborales, que ya que me gusta poco el laboral me lo cambian en cuanto me descuido. Por primera vez la regulación nace por entero del poder legislativo, que hasta ahora andábamos siempre con textos refundidos y eso. Si queréis acceder a la nueva ley pinchad aquí. Promete lo de siempre, modernización de la justicia (que ya teníamos que estar en Matrix o así de tan modernos/as), garantía de derechos... En fin, que esperemos que sirva para algo pero yo me sigo fiando del laboral nada y menos, que tanta reforma de la reforma y tanto contrato nuevo y tanto procedimiento nuevo para que acabe pagando los platos rotos siempre la misma parte.
- Ley 37/2011, de 10 de octubre, de medidas de agilización procesal, que no es que le vayan a poner a los Juzgados un cohete para que tramiten los procesos más rápido, que una cosa es el nombre de la ley y otra su contenido, que así por encima lo que hace es darle un poco de premura al tema cuando hay una persona jurídica de por medio. Para ver la norma pinchad aquí.
- Ley 38/2011, de 1o de octubre de reforma de la Ley Concursal. Pinchad aquí si os interesa, que yo a los concursos últimamente no les tengo fe ninguna, que luego las empresas siguen a lo suyo con otro nombre y no pasa nada.
En fin, que no se si se nota pero que no tengo muchas ganas de entretenerme en el pormenorizado análisis de las nuevas normas. A lo mejor es que me ha dejado tocada lo de ayer de los 600.000 euros para mantenimiento, depósito, retirada y colocación de las alfombras, tapices, reposteros y baldaquino del Congreso de los Diputados, sobre todo después de lo del otro día de los ordenadores para el Senado. Sí echad un ojo al anuncio de licitación pinchando aquí. Aunque igual tiene algo positivo y al levantar las alfombras encuentran cosas que se nos hayan escondido.
Por cierto, que a ver si me acuerdo del mantenimiento de la alfombra de mi despacho que consiste en meterla en la lavadora y sale nuevecita, nuevecita, tal como me la vendió un magreví por la calle por 30 euros al regateo (que me pedía 50 y yo ya estaba en crisis).
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