martes, noviembre 01, 2011

Reyes Calderón Cuadrado y "El último paciente del doctor Wilson".

No se si a partir de ahora voy a poder decir que no tengo tiempo para algo cuando me he enterado que una de mis autoras preferidas, la vallisoletana Reyes Calderón Cuadrado, tiene nada menos que nueve hijos (si, Juan, Javier, Chema, Gonzalo, María, Marta, Covadonga, Borja y Reyes) y le ha dado tiempo a escribir varios libros, que además han sido éxito de ventas, y a dar conferencias en universidades extranjeras. Licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Valladolid y Doctora en Economía y Filosofía por la Universidad de Navarra, compagina su trabajo de profesora en la Universidad de Navarra donde enseña e investiga sobre como profesora de doctrinas económicas y empresariales, el buen gobierno y la anticorrupción, con una familia supernumerosísima y su labor de escritora. A mi me gusta mucho y por eso me apetece dedicarle hoy mi espacio Mujer de la semana, que de semanal tiene poco porque me acuerdo cuando me acuerdo.

Leí en su día "Las lágrimas de Hemingway", luego me comí "Los crímenes del número primo" y acabo de terminar hace un rato su última novela publicada, que os recomiendo, "El último paciente del doctor Wilson" que me ha tenido en ascuas detrás de un asesino que quiere demostrar a su psiquiatra que se puede matar sin estar loco y sin perder la cabeza. De los cuatro que protagoniza la jueza MacHor (que ha ido ascendiendo en el escalafón y ocupa ya plaza en la Audiencia Nacional pero que mantiene la costumbre de encontrarse gran parte de la trama embarazada como en otros libros, pese a que su melena pelirroja ya peina canas y sobre todo con sus cuarenta y siete o cuarenta y ocho años) me falta solo leer "El expediente Conaima". Acompañan a la jueza en "el último paciente del doctor Wilson" su amigo Iturri, que también ha ascendido en la policía y ahora trabaja en la Intepol y que sigue enamorado de ella, su marido Javier, médico, que trabaja en el CSIF e incluso les ayuda el monje matemático de Leyre de los crímenes del número primo, que ahora ocupa el cargo de abad del monasterio (que la gente asciende, compañeras). El caso es que tienen todos muchísimas responsabilidades pero que tanto a ellos como a los múltiples amigos que van surgiendo en el libro les queda tiempo para perseguir un asesino en serie que marca a sus víctimas en un gemelo con el orden que ocupan en el asesinato en números romanos. De la primera parte del libro me quedo con el relato de los asesinatos que recibe la jueza del supuesto psiquiatra del supuesto asesino y que Su Señoría va leyendo a salto de mata el un hotel mientras prepara una conferencia sobre la globalización. El relato tiene una especie de bajón hacia la mitad pero vuelve a subir el tono hacia el final de forma que vas sospechando de todo el que se cruza por sus páginas. Y no os puedo contar más, solo que no hay mayordomo, aunque me he pasado esperando que apareciera en cualquier momento algún criado a quien echar la culpa. En fin, que podéis pasar buenos ratos y que os recomiendo a esta autora todoterreno amante de la intriga que os puede hacer olvidar las penas siguiendo los pasos de la jueza pelirroja cuyo instinto nunca falla.
Tiene publicado además otros libros de novela histórica, anteriores a los de intriga (que lo que si parece que tiene es ojo para publicar), uno sobre la revolución americana y que se llama "Gritos de independencia" y otro que lleva por título "Ego te absolvo. Confesiones de un diplomático" que cuenta la historia de Joseph Alonso Ortiz, abogado y diplomático, cónsul de España en Londres que nos guiará por el siglo XVIII con un puntito de intriga metiéndose en líos como mi amiga MacHor. Estoy a ver si los consigo que la novela histórica, si está bien escrita, también es santa de mi devoción. Luego tiene otros más relacionados con su vida profesional, como "la empresa entre el Estado y el mercado", que me van a perdonar pero los voy a saltar.

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