"La banda de los Sacco" es de Camilleri pero no es de su detective más conocido. La novela que comento no es de Montalbano y tampoco puede decirse que sea una novela negra; ni siquiera, a ratos parece una novela. Pero tampoco la definiría, como dice la contraportada, como un western mafioso de sangre y venganza, aunque hay mafia y muchos de los elementos que aparecen pueden ser comunes a las películas americanas de vaqueros. Pero es mucho más: es una especie de reportaje, un relato basado en hechos supuestamente reales contados por un narrador aparentemente imparcial que parece haber recogido la información de primera mano entre algunos de los protagonistas y testigos directos de los mismos y está tan bien construida que, como la realidad misma, nos seguimos quedando con dudas y preguntas sin contestar. Pero, el libro, sobre todo es Sicilia en estado puro.
La historia nos lleva desde mediados del siglo XIX, cuando el primero de los Sacco, Luigi, de Raffadali, una comuna siciliana de la provincia de Agrigento, se enamora de Antonia Rindisi y es contratado por Don Agatino debido a su buena mano para injertar pistachos. Nuestro primer protagonista va poco a poco mejorando su situación económica y va teniendo hijos y haciéndose con un pequeño patrimonio de forma independiente y sin meterse con nadie. Parece buena persona.
Las cosas comienzan a irle viento en popa hasta que (o precisamente por lo cual) la mafia pone sus codiciosos ojos en él y a Luigi le da por no dar su brazo a torcer. En una zona donde la mafia manda y todo el mundo paga, Luigi se niega, con lo que comienza a recibir amenazas y va sufriendo daños que, al contrario de lo que todo el mundo hace, procede a denunciar a los carabineros. La situación va agravándose poco a poco hasta que llegan a la sangre, no obstante lo cual nuestro amigo y sus hijos parecen reaccionar de manera nada violenta si bien toman precauciones, armándose, vigilando sus propiedades y protegiéndose por los caminos.
Las cosas comienzan a irle viento en popa hasta que (o precisamente por lo cual) la mafia pone sus codiciosos ojos en él y a Luigi le da por no dar su brazo a torcer. En una zona donde la mafia manda y todo el mundo paga, Luigi se niega, con lo que comienza a recibir amenazas y va sufriendo daños que, al contrario de lo que todo el mundo hace, procede a denunciar a los carabineros. La situación va agravándose poco a poco hasta que llegan a la sangre, no obstante lo cual nuestro amigo y sus hijos parecen reaccionar de manera nada violenta si bien toman precauciones, armándose, vigilando sus propiedades y protegiéndose por los caminos.
La reacción de la familia Sacco resulta anómala en la región y los Sacco son objeto de observación por todos sus convecinos, por los poderes públicos y sobre todo objeto de la atención de la mafia que no soporta que sus órdenes no se cumplan.
La tragedia se va fraguando y los Sacco, que al fin y al cabo son víctimas del sistema, acaban siendo considerados como una especie de banda de forajidos a la que culpar de todo lo que ocurre en la región. Así, si dos ramas mafiosas quieren ajustar cuentas, se acaba considereando a los Sacco como los asesinos del capo, si los carabineros quieren dar una lección, van a por los Sacco e incluso, según van pasando los años, los Sacco son objeto de persecución por los funcionarios y capitostes de la Italia de Mussolini. Ha habido episodios que me recordaban un poco a la persecución de nuestro Lute patrio para ocultar otras cosas.
Todo el libro se va teniendo la sensación de que todo el mundo es injusto con los Sacco que sin apenas haber disparado un tiro se llevan todas las culpas y se les juzga por todos los delitos y cumplen condenas que no se les debería haber impuesto. Pero Camilleri deja puntitos de sospecha en determinados momentos de forma que tampoco queda claro que sean totalmente inocentes de todo. En fin, como la realidad misma, que nada es totalmente bueno ni totalmente malo.
Es un Camilleri diferente pero está interesante. Nos ayuda a entender muchos manejos de los poderes públicos, cobardías de muchos, ajustes por lo bajo culpando a otros, corruptelas y corrupciones. Lo que decía, la vida misma es su estado de barbarie más o menos civilizada.
Es un Camilleri diferente pero está interesante. Nos ayuda a entender muchos manejos de los poderes públicos, cobardías de muchos, ajustes por lo bajo culpando a otros, corruptelas y corrupciones. Lo que decía, la vida misma es su estado de barbarie más o menos civilizada.
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