martes, mayo 12, 2015

Esquina de la calle Salero Real con la calle Madrid.

En esta casa vivía, y sigue viviendo, la que en su día debió ser la persona mejor informada de Quero. Pili, la del teléfono. 
Era la telefonista del pueblo cuando no sólo no había teléfonos móviles sino que los fijos tampoco tenían teclas, ni siquiera dial redondo para marcar los números. Se levantaba el auricular y cuando te contestaban decías Pili pásame con el 40 (tampoco había prefijos y había tantos número como abonados en el pueblo, muy poquitos). 
Y si no te sabías el número tampoco pasaba nada. Decías "oye Pili, ponme con mi tío Alejandro", pongamos por caso, y te pasaba. La cosas eran más sencillas y era muy corriente mantener una conversación a tres bandas, consentida o no, pero tampoco importaba. 
Lo de poner una conferencia ya era algo más importante, pero se ponían muchas, que para las comunicaciones de larga distancia había unas cosas llamadas cartas que servían para ello.

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