lunes, diciembre 19, 2016

Decimoquinto libro 2016: "La mujer de la libreta roja", de Antoine Laurain.

Pues será que hace mucho que no puedo ir de vacaciones y como la mayoría de las críticas recomiendan esta novela como libro fresco para leer en vacaciones y yo me lo leí en mi casa, pues igual por eso no me gustó. Me pareció simple, poco creible y aburrido. Sólo el gato me pareció que cumplía con las expectativas. Belphégor se llama el minino. Pero bueno, que como a tanta gente le ha gustado, lo mismo soy yo la equivocada y no es el libro cursi que yo he creído leer sino la gran novela del verano que me he perdido por leerla en otoño.
Laurie, que ya parece asustada antes de que ocurra nada, recibe un tirón de su bolso en la calle justo en la puerta que da acceso a su edificio. Le roban el bolso con las llaves, dinero y su documentación y a resultas del tirón cae contra el suelo y recibe un golpe en la cabeza. En lugar de tocar el timbre y solicitar la ayuda de algún vecino de su bloque prefiere cruzar la calle y pedir en el hotel de enfrente que le hagan el favor de alojarla y que ya si eso mañana paga. Durante la noche entra el coma por la conmoción del golpe y es ingresada en un hospital sin que aparentemente durante su coma nadie la visite ni la busque salvo el otro protagonista del libro, Laurent, que encuentra el bolso sobre el contenedor de la basura ya sin dinero ni documentación y decide buscarla cuando no le prestan mucha atención en la comisaría donde ha ido a entregar el bolso, teniendo como única pista un cuaderno que la mujer lleva en el bolso y donde ha ido escribiendo lo que le gusta y lo que no le gusta.
Como la novela es francesa el protagonista no puede ser un obrero de la construcción sino el dueño de una librería que dejó su trabajo en un banco para dedicarse a algo más chic y siguiendo las pistas para encontrar a la autora de la libreta no se encuentra para ayudarle en su pesquisas con cualquier mindungui sino con el escritor Patrick Modiano. Además como quien no quiere la cosa y con la bienintencionada colaboración del compañero gay de Lauri que alimenta al gato, Laurent se mete en el piso de Laurie cotilleando toda su vida privada lecturas incluidas hasta que sin conocerla todavía personalmente se va enamorando de ella.
Entre medias la víctima del tirón de bolso se despierta y va recibiendo noticias de Laurent sin conocerle tampoco decidiendo buscarle también, pero que ni uno ni otro responden a la supuesta "absorbente labor detectivesca" que promete la sinopsis del libro, ni nada aproximado ni de lejos, que me ha parecido un poco ñoño y el final bastante moña. Pero no voy a ser yo quien os impida llevar el libro de vacaciones a ver si en ellas adquiere dimensiones que yo no le he visto.
Nota: Laurent el prota, Laurie la mujer a la que busca y Laurain el autor. Yo, mi, me, conmigo.

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