Como ya tengo dicho y escrito no soy una apasionada de la literatura japonesa pero a veces me sorprendo a mi misma con una delicatessen. Tampoco me gustan las novelas románticas ni las que parecen dirigidas sólo para mujeres. Y sin embargo, aquí me tenéis con una novela de una autora japonesa, con un título que parece hablar de amor y con un libro que no todos los hombres leerían y alguno ni bajo amenaza. Y encima me ha gustado.
Y es que este año he decidido prescindir de apriorismos y prejuicios lectores snobs y elitistas (aunque nunca he tenido, la verdad, pero si algo quedaba, este año me tiro al monte) y me voy a dejar llevar por la intuición sin renunciar tampoco a best sellers, que por qué va a equivocarse siempre la mayoría y algo tendrá el agua cuando la bendicen. Pero, fuera de intenciones de principio de año, es que este libro es mucho más que un título con gancho, aunque reconozco que fue lo primero que me llamó la atención, o una buena operación de marketing, que no se si tuvo porque yo llegué a él mirando listas de libros publicados a ver si alguno se me tiraba al cuello.
Para empezar tiene mucho humor y mucho de reirse de una misma y lo digo en femenimo porque la protagonista es una chica, bueno una mujer porque Satsuko Kunieda comienza la historia con treinta y dos años, un trabajo aparentemente importante y que parece gustarle en una agencia de publicidad y sin novio porque el que tenía desde el Instituto parece que la dejó por otra chica más joven y no acaba de superarlo.
Satsuko comienza el libro dándose cuenta que ha salido de su casa corriendo sin haberse puesto el sujetador. La noche anterior acabó de trabajar tardísimo (como buena ejecutiva japonesa tiene un régimen de trabajo de asunción de la esclavitud al puesto de manera voluntaria) y ha salido deprisa. Se nota incómoda y busca una tienda donde comprar uno entrando por primera vez en "Toujours Ensemble, Lencería Selecta", la tienda en la que trabaja el vendedor del título situada en el sótano de un edificio donde además de la tienda hay un salón de mah-jong, una adivina y una boutique de drag queens.
Sorprendida por ser atendida por un hombre olvida pronto ese detalle ante la forma de tratarla del dependiente que al principio parece un poco impertinente ya que no se limita a la talla de la prenda (las japonesas deben preocuparse mucho del tamaño de sus pechos) sino que le toma de medidas, le pregunta cómo duerme, qué ropa va a llevar, qué vida lleva y poco a poco hace que elija una prenda con la que se siente tan cómoda que ello influye en su manera de comportarse con la clienta con la que ha quedado y le va haciendo cambiar de actitud.
A lo largo del libro nuestra protagonista vuelve varias veces a la tienda de Isaji y somos testigos de las recomendaciones del vendedor y de las decisiones que ella toma tanto de ropa como, poco a poco, en su propia vida y en la gente que le rodea, recomendando incluso la tienda. Seguimos la evolución de Satsuko en su mundo profesional y afectivo y vamos conociendo sus miedos, sus problemas de autoestima, sus esperanzas, sus sentimientos hacia el que fue su novio y en la búsqueda de una pareja que no acaba de convenirnos. Y un gran problema que surge hacia el final que supone un revulsivo de todo lo que hemos ido viendo y remodela el personaje. Y no os quiero contar mucho porque no hay grandes aventuras sino un camino personal de la mujer protagonista y la aplicación de algunos consejos del vendedor que hacen que tome conciencia de muchas cosas y tome las riendas de su vida de manera diferente a como lo hacía. El final me decepciona un poco pero el libro es muy bonito.
Además, como decía al principio, no es una novela moña de amor ni el chit-lit de turno. Vemos la influencia de los estereotipos en las mujeres del libro, el efecto negativo en ellas de la obligación de tener un determinado tipo, una determinada vida, pareja, hijos, que no se les pese el arroz, los problemas de compaginar una carrera profesional con lo que estéticamente se pide de una mujer, las frustraciones,... y también se ven algunos hombres del libro que también tienen problemas para asumir lo que a ellos se les exige.
Es muy entretenido y tamibién puede leerse sin más pretensión que pasar un buen rato. No empecé mal el año. Os cuelgo un fragmento del principio por si os queréis animar. Pinchad en la imagen de la portada del libro y podéis leer por cortesía de megustaleer.
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