No había leído nada de Anne Holt y por aquello de intentar ver qué virtudes la han convertido en una de las reinas del misterio busqué un título que me llamara la atención y di con "La diosa ciega" y como andaba haciéndome tarjetas nuevas con una imagen de media Justicia pues comencé el libro que prometía en la portada desvelar "los entresijos de la Jefatura de Policía de Oslo".
Pues qué queréis que os diga que no me ha dejado mucha raya. No se si porque es el primero de la serie dedicada a su personaje Hanne Wilhemsen y todavía no tenía muy perfilado el personaje que luego le ha dado por lo menos para otras ocho novelas, o que la trama no me ha "tocado" o simplemente que el libro es de 1993 y las cosas cambian hasta en la novela nórdica, pero eso, que ni fu ni fa.
La protagonista es una policía despierta que se mueve en un mundo de varones haciéndose respetar por su seriedad y su compromiso con el trabajo. Es muy atractiva, lesbiana, con pareja estable, pero en el trabajo todavía no se ha atrevido a salir del armario porque teme encontrarse con la incomprensión de los subordinados y prefiere mantener al margen su vida privada.
La historia comienza con una compañera, la abogada Karen Borg, tropezando literalmente en el parque con un cadáver sobre el que vomita, aunque su ADN no supone muchos problemas en el avance de la investigación. Además de ese muerto, otro abogado con una catadura moral digamos que discutible también resulta asesinado, que no quedamos el gremio ni medio bien en la historia.
Hanne es la policía encargada de las pesquisas policiales y, como parece ser que en Noruega la Fiscalía no está insertada en el Poder Judicial sino en el ámbito policial, lo hace junto a otro de los personajes de la novela, Håkon Sand, el fiscal que dirige la investigación, aunque dirige más bien poco.
Aparentemente las dos muertes no tienen nada que ver pero las investigaciones, bastante poco profesionales a mi parecer, se van solapando y se va haciendo patente una trama de corrupción y droga que va enredando a abogados, fiscales y demás gentes de toga, generando amenazas bastante desproporcionadas para las cantidades que están en juego que, aunque confieso mi ignorancia respecto de lo que la jurisprudencia noruega considere como "notoria importancia" en los delitos relacionados con el narcotráfico, no creo yo que por los gramos de heroína que menciona merezca la pena planificar una matanza.
La autopuesta en peligro de los personajes es evidente, así como el peligro que suponen unos para otros, que la policía y el fiscal ponen más en peligro que los malos a la abogada que tropezó con el cadáver y que no tiene ningún problema en ocuparse de la defensa del asesino ni en saltarse el secreto profesional para contarle cosillas al fiscal del caso que está totalmente enamorado de ella desde el instituto. Que esa es otra, que ya se que Noruega es un país pequeño y Oslo no es Madrid pero que todos los personajes se conozcan entre ellos, coincidieran en sus estudios y/o hayan estado saliendo o se gusten, ya me parece excesivo, que ni que fuera Toledo.
Gran parte del libro es bastante simplón, con unos personajes muy planos y aunque al final coge algo de aire no me dejó buen sabor de boca. Me imagino que en sucesivos libros los personajes irían ganando solidez y mejorarán pero no he quedado con ganas para continuar con la saga.
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