Mi pueblo, zona "protegidisma" donde las "haiga" (que no se cómo puede oler como huele con "tantisma" protección) salió el 7 de diciembre en el BOE (que me han pasado hoy la noticia, que yo no lo vi) con motivo de publicarse por la Secretaría de Estado de Cambio Climático la resolución sobre evaluación de impacto ambiental del proyecto de la Confederación Hidrográfica del Guadiana "Actuaciones para la restauración ambiental de la Laguna Grande", resolución que podéis leer si os apetece y no tenéis otra cosa más urgente que hacer pinchando en la imagen de arriba.
En resumen viene a decir que el proyecto no va a producir efectos adversos si cumple los requisitos que en la resolución se reflejan como que la zona de aparcamiento no supere los 50 vehículos y esas cosas. Me ha tranquilizado que diga que en la zona solo se detecta una especie arbórea y que será preservada. No se si se refiere al único árbol que existe y a cuyo tronco hubiera invitado a Doña Tita a atarse conmigo si lo hubieran intentado cortar, aunque con los líos de Borja de de la nuera no se si le habría dado tiempo.
Me ha preocupado, no obstante (aparte de que el proyecto prevea la evacuación de aguas a la EDAR que supone funcionando cuando no es tal) la posibilidad de muerte por atropello de alguna garcilla cangrejera, alguna malvasía cabeciblanca o incluso de algún aguilucho cenizo, que ya es cenizo que lo atropellen al pobre con la amplitud de espacio que existe en la zona. Pero sobre todo me ha llamado la atención que en la resolución se deje claramente patente la eventual posibilidad de vertidos a la Laguna Grande por el desbordamiento de las balsas propiedad de cierta industria mermeladera, cuando la propia Confederación que propone las actuaciones se dedicó a imponer multas al Ayuntamiento de Quero por unos vertidos cuya procedencia parece conocer perfectamente. En fin, que según el proyecto van a dejar la Laguna cosa mona. Ello contando con que los recortes no incidan en el mismo y sobre todo contando con que quien ejerce de dueño de la laguna y la explota para otros menesteres menos ecológicos no determine un destino menos limpio pero infinitamente más productivo.
De todas formas, que no protesten ecologistas de salón porque no han dicho esta boca es mía, así que igual está hasta bien. El tiempo pondrá cada cosa en su sitio y si es de ser, será la naturaleza quien ejercite y haga efectivo su interdicto de recuperar la posesión de la laguna y vuelvan las aguas a sus cauces y no a los que la Confederación quiera, y si no, pues que sea lo que Dios quiera.
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