jueves, septiembre 24, 2015

Vigésimo quinto libro 2015: "Lo que no te mata te hace más fuerte" de David Lagercrantz (Milliennium 4).

Aunque después del libro anterior cualquier cosa que me hubiera leído me habría parecido amena, el cuarto libro de la serie Millennium se me presentaba con doble filo: por un lado, la promesa de continuidad de los tres anteriores libros de la serie que me gustaron (ninguno como el primero, claro) pero, por otro, la posibilidad de decepción pues Stieg Larsson falleció y este cuarto lo ha escrito un autor desconocido para mi a quien no interesan en modo alguno como lectura las biografías de futbolistas (y menos si tienen tan mal genio como Ibrahimovic). Y además sabiendo que es un libro enteramente nuevo y no la continuación de las 200 páginas que Larsson dejó escritas. Me daba cosa que Salander y Blomqvist no se parecieran mucho a los personajes con los que estaba familiarizada.
Pues bien, ha habido de las dos cosas con este "Lo que no te mata te hace más fuerte", que es el título que tiene el libro en castellano y que toma de una frase de Nietzsche que sale en él.
Los personajes principales de los otros tres libros están presentes en este cuarto pero son y no son los mismos.
Parece que el autor ha trabajado más el personaje de Blomkvist que el de Salander aunque cambia muchas cosas de ambos. El periodista aparece como un super-periodista con una gran trayectoria pero no parece que haya escrito mucho más que lo que publicó tras las aventuras de los libros de Larsson. Han pasado ocho años desde la publicación del último y tanto Mikel como Salander no han evolucionado mucho pero sí cambiado su carácter en algunos aspectos, lo que me ha mosqueado bastante.
El periodista es muy famoso pero su situación afectiva y personal está en Millennium 1 o peor porque ya no se le tira al cuello cada mujer con la que se cruza y parece que sigue con el acuerdo con la directora de su revista con la aquiescencia de su marido.
Creo que el tiempo está bastante mal medido ya que cada capítulo aparece encabezado con la fecha (aunque no especifica el año) y no da tiempo a que ocurran tantas cosas y se escriba tanto y tan rápido en tan pocos días y sea tan fácil que la gente cuente cosas que, casualmente, resultan utilísimas para seguir la historia. Por ejemplo, reaparece Holger Palmgren, el antiguo tutor de Listbeth, que se ha recuperado "milagrosamente" de dos derrames cerebrales y que habla como un conferenciante de Oxford sin secuela alguna de sus ataques, aunque en otro de los libros apenas se le puede entender y contando cosas con todo lujo de detalles que no contó antes a Blomqvist aunque ya había hablado con él en otro libro. Será que como la Salander le pagó la terapia, igual funcionó divinamente y el señor está mejor que cuando tuvo que dejar de ser su tutor precisamente por su incapacidad. Y otra señora, madre adoptiva de Camila, la hermana mala-malísima de Listbeth, cuenta a Mikel su historia como si tuviera preparada la entrevista.
Resulta un poco pesado que se cuenten episodios o historias que salen en los otros libros como si lo hablaran en una conversación normal. A quienes los leímos nos sobran y a quienes sea éste el primer libro no le aportan mucho.
Y mi Salander aparece poquísimo en la primera parte del libro y cuando lo hace aparece vestida como en el primer libro, con la habilidad que había demostrado en otros para cambiar su look y como si la pobre se hubiera quedado estancada en la estética de su primera aparición. Además hay rasgos de su carácter que difieren un poco de la Salander que conocía, aunque tiene episodios que la recuerdan mucho.
Y luego están los personajes nuevos que tienen que ver con la trama de este cuarto libro que es el espionaje industrial mediante hackers informáticos, tanto gubernamentales como delincuentes (aunque lo segundo no excluye a lo primero). Un famoso informático medio asperger pero listísimo, que se topó con una trama de secretos y esponajes, (de cosas así como lo de Wolkswagen, de espionaje industrial para beneficiarse con las ventajas conseguidas o con las ventas realizadas), vuelve a Suecia para cuidar a su hijo autista pero que pese a no hablar dibuja con una calidad fotográfica y casi 3D y sin haber recibido ningún tipo de formación ni cuidado ni nociones hace ecuaciones y curvas como el mejor de los matemáticos y es capaz de diseñar algoritmos que ni la Salander.
La historia resulta entretenida y se lee rápido. Engancha casi como los otros pero no me parece tan sólida. Los personajes son más planos, buenos o malos, con moralidad y principios o amorales y capaces de cualquier trampa para conseguir sus fines. Además, aunque trabajan en sitios donde se valora tener la boca cerrada, ojo lo que se llaman por teléfono y cuentan los secretos como quien habla del tiempo.
También parece haber olvidado alguna de las cruzadas de Salander y la hace funcionar casi por venganza hacia su hermana, como heredera del imperio de su padre. Claro que con este enfrentamiento entre hermanas pueden llover otros cuantos Millennum más. Sólo me recuerda a la Salander de antes la forma en que se enfrenta a la pareja de la madre del niño autista y a su amiga por haberle maltratado.
En conclusión, que no está mal, pero no es Stieg Larsson.

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