sábado, junio 10, 2017

Octavo libro 2017: "Tú no eres como otras madres", de Angelika Schrobsdorff (espero no haberme comido ninguna consonante).

¡Madre del amor hermoso, qué abandono de las reseñas de libros!, que voy por el veintimuchos y sólo tengo siete reseñas publicadas. Escribo ésta el 30 de agosto, pero como había dejado el título en borrador sube como si se hubiera publicado en junio (y creo que lo leí en marzo).
Y así pasa, que tengo que hacer esfuerzos para acordarme de la trama y me queda poco fresco el argumento como para hacer algo decente, así que he estado dudando entre:
a) olvidarme de las reseñas de una vez porque total no creo que las lea mucha gente,  
b) pasar de las reseñas al estilo que venía haciendo limitándome a enumerar los libros leido contando un poco por encima los que mejor recuerde o...
c) hacer el esfuerzo de memoria y recordar.
En fin, comencemos por la opción c), que tiempo habrá de mandar al garete la tarea si me canso otra vez.
Del libro que ahora reseño no se me olvida el título, pero soy incapaz de escribir el apellido de la autora ni a la primera, ni a la segunda, ni a la tercera, si no lo veo a la vez que lo escribo: SCHROBSDORFF. Pues eso, como mi García, más o menos. 
Y menos mal que en Alemania sólo se usa un apellido porque si además llevara el de su madre, que tanto el de soltera como los sucesivos que fue adoptando al cambiar de marido tenían también el doble de consonantes que de vocales, no habría quien apellidara correctamente a Angelika.
Lo que más me llamó a atención de este libro fue el título que parece ser que la autora tomó del primer verso de un poema dedicado a la misma madre por otro de sus hijos, Peter Schwiefert (¿qué os decía de los apellidos que gastaba esta familia?):
"Tú no eres como otras madres,
no tienes las manos frías,
ni canoso el cabello,
y no me envuelves en grávidos cuidados".
Y, además del título, me intrigó que la editorial destacara en sus notas la idea que se copia en cada reseña que he visto del libro (y no voy a ser yo menos) de la intención de la protagonista de tener un hijo con cada hombre que amara, cosa que parece sorprender a todo el mundo que no hayamos trabajado en lo social y conozcamos infinidad de ejemplos de hermanos y hermanas con padres diferentes conviviendo con la madre de todos, quedándose en ese punto corto el libro porque los padres que salen no tienen progenie de otras relaciones, lo que hace que sólo convivan un hijo o dos hijas de Else, la protagonista del relato. Lo que si me ha sorprendido no es que tenga un hijo con cada hombre con el que forma pareja sino que fuera capaz de convivir a la vez con los padres en la misma casa durante algún tiempo, lo que da nota de la atractiva personalidad de la mujer.
Debo reconocer que el libro es muy bueno. La autora cuenta la vida de su madre con la que parece mantener una relación de amor-odio porque parece admirarla pero a la vez parece que le hubiera gustado tener una madre típica, como la de las demás personas, que cumpliera con todos los estereotipos de la madre y solo tuviera ojos para su niñita. Y eso que Angelika publica el libro ya con 65 años, que digo yo que se le podía haber olvidado. También parece estar un poco celosa de su hermano mayor, como si creyera que su madre le quisiera más a él que a las niñas, y sobre todo a ella.  
Y el caso es que si su madre hubiera sido como las demás Angelika no habría nacido porque es fruto de una tercera relación y si Else hubiera sido una madre como las del montón se habría casado con quien hubieran querido sus padres en lugar de enfrentarse a ellos y a la tradición judaica de su familia, y si no hubiera sido como fue posiblemente hubieran muerto todos en algún campo de concentración.
El libro cuenta la biografía de la madre de la autora pero no como el acostumbrado relato cronológico ni únicamente con la autora como narradora de recuerdos familiares sino que cambia de registro en diferentes ocasiones e incluye cartas de su madre y su hermano, que son para mi lo mejor del libro por la forma fresca de escribir y el desenfado ausente de prejuicios con que lo hacen.
No se si es cosa mía pero acabé adorando a la madre pese a las veladas y a veces explícitas críticas de la hija. Era una señora que lejos de abandonar a sus hijos para disfrutar de la vida, como parece dejar caer su hija pequeña, se preocupó por ellos sin que por eso renunciara a vivir plenamente la vida en sus primeros años, que coincidieron con los de entreguerras en Europa, asistiendo y, sobre todo, organizando fiestas y reuniones para alimentar su sed de cultura y relaciones sociales, que si fuera la biografía de un hombre se vería como muy positivo, pero que al ser una mujer... "una madre"... no estaba tan bien visto. Y que pasados esos años tampoco tiene una vida terriblemente buena, aunque no deja de disfrutar de una posición en ciento modo privilegiada, pero está claro que opta por no sacrificarse en el mundo revuelto en el que su ascendencia judía la incluye muy a su pesar porque nunca se sintió como tal, y opta por huir y salvar su vida y la de sus hijos cambiando de país, de nombre y de marido para evitar tener el mismo fin que tantas personas en aquellos trágicos años y eso parece que también genera una especie de culpabilidad en la autora, que se siente superviviente donde tantos muerieron y parece culpar también a su madre de ese sentimiento.
El libro tiene algún bajón cuando no es la vida de Else la que Angelika relata sino hechos de la suya propia o al menos desde su perspectiva, pero en general es muy recomendable y da para trabajarlo mucho en clave de género y para conocer perspectivas diferentes de los mismos hechos.
Este texto es una creación de Devoradora de libros y no está permitida su copia.

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