Os recomiendo encarecidamente este libro tanto si os va el running como si no habéis salido a correr en vuestra vida, como yo, que salí dos días y como no sabía correr y respirar a la vez me quedaba sorda.
El libro comienza recordando un poco al del abuelo que saltó por la ventana ya que la protagonista tiene un puntito de humor negro que me hizo pensar que la cosa iba por ahí. Aganetha pasa los últimos días de su vida en una residencia que no parece gustarle mucho, por eso cuando la visitan dos jóvenes a los que no conoce no tiene ningún inconveniente en dejarse raptar por ellos hacia un destino que quienes leemos la novela tampoco sabemos hasta muy avanzada la lectura.
El libro comienza así:
En el libro vamos conociendo la vida de Aganetha Smart contada por su maltrecha cabeza, que no acaba de estar senil, pero de vez en cuando va y viene. Seguimos la peripecia de su rapto en su silla de ruedas a la vez que retrocedemos y avanzamos con los recuerdos de la protagonista ya que apenas puede hablar.
El libro comienza recordando un poco al del abuelo que saltó por la ventana ya que la protagonista tiene un puntito de humor negro que me hizo pensar que la cosa iba por ahí. Aganetha pasa los últimos días de su vida en una residencia que no parece gustarle mucho, por eso cuando la visitan dos jóvenes a los que no conoce no tiene ningún inconveniente en dejarse raptar por ellos hacia un destino que quienes leemos la novela tampoco sabemos hasta muy avanzada la lectura.
El libro comienza así:
En el libro vamos conociendo la vida de Aganetha Smart contada por su maltrecha cabeza, que no acaba de estar senil, pero de vez en cuando va y viene. Seguimos la peripecia de su rapto en su silla de ruedas a la vez que retrocedemos y avanzamos con los recuerdos de la protagonista ya que apenas puede hablar.
La conocemos de niña con una familia con hermanos y medio hermanos, con muertes y con una aparente paz que sumerge secretos que descubriremos muy muy al final del libro si no en su última página. A la niña le gusta correr y va a todos sitios corriendo, desahoga sus penas corriendo y apaga sus enfados corriendo hasta que esa costumbre, esa necesidad de correr siempre, llama la atención y le dan la "oportunidad" de competir para el equipo de la empresa para la que tiene que trabajar y luego en 1928 para representar a su país, Canadá, en los primeros juegos olímpicos en los que participan mujeres en pruebas de atletismo en contra del barón de Coubertin e incluso del Papa.
La novela mezcla ficción e historia del olimpismo femenino pues muchos de los hechos son ciertos aunque Aganetha no existiera ni fuera una canadiense quien ganara la prueba de 800 en Amsterdam 1928 sino la alemana Lina Radke-Batschauer. Resulta muy interesante comprobar que nuevamente los hombres creen conocer mejor los límites de las mujeres que nosotras mismas y acaban prohibiendo su participación en carreras largas hasta muchos años después.
Pero además de la parte deportiva, muy importante en la novela, la larga vida de la protagonista nos acerca a cómo afectan hechos importantes de la historia del mundo a la vida concreta de esta mujer, tabús, enfermedades, trabajos, familia, amores, guerras, tragedias,... y un algo que no sabemos que es y que no acaba de salir pero que tenemos detrás de la oreja siguiendo las peripecias personales de Aganetha y su familia mientras ella soporta estoicamente que la lleven tropezando y cayendo en su silla de ruedas mientras su memoria nos acerca también hacia lo más reservado de sus vivencias y recuerdos sin saber tampoco dónde vamos.
Me gustó mucho y lamento hacer la reseña con tanto tiempo porque ha perdido frescura y matices que igual si la hubiera hecho cuando lo leí os trasladaría mejor la esencia del libro.
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