Llevaba tiempo queriendo leer algo de Lemaitre pero no sabía con cuál de sus libros con nombres propios comenzar. Un día en una de las largas esperas en el Juzgado un compañero que dijo no gustarle la novela negra me comentó que él había leído otra que no pertenecía al género. Comienza por ahí, me dijo. Y le hice caso, decidiéndome por éste que comento que tiene además el aliciente de ser corto. Y debo decir que muy bueno.
No es novela negra pero comienza con un muerto como si lo fuera. Se investiga la desaparición del que ya sabemos cadáver, pero la trama no va de eso; la intriga no está en la investigación policial ni en la persecución de un culpable sino en las consecuencias que para el asesino tiene su acción homicida. Como se desprende del propio título de la novela, toda la vida de Antoine, un niño de doce años que mata en un ataque de ira a otro niño más pequeño, se ve condicionada por lo que hizo.
Antoine siente lo que hizo, se ve responsable y espera ser detenido y sufrir las consecuencias de su delito, pero pasan los días y no sucede lo que espera. No se encuentra el cadáver que escondió y la vida sigue adelante en una continua angustia, en un constante desasosiego que condiciona cada segundo y cada una de las decisiones de Antoine, una inquietud que se nos contagia en la lectura y nos incomoda también a quienes leemos.
No podemos acabar de odiar al homicida porque al fin y al cabo también era un niño y la muerte, pese a ser violenta, no fue premeditada. Además, la vida también era injusta con Antoine pero la víctima era otro niño todavía más inocente.
Según va creciendo el protagonista, y se va cargando de razones y justificaciones de sus actos, que a veces nos encontramos compartiendo y otras nos asquean, sentimos su pesar y miramos también por encima del hombro esperando que se descubra. Su agonía se nos adhiere, entendemos sus dudas y el peso de su culpa y esperamos con él que en algún momento salga a la luz su pasado. Y no os puedo contar más.
Según va creciendo el protagonista, y se va cargando de razones y justificaciones de sus actos, que a veces nos encontramos compartiendo y otras nos asquean, sentimos su pesar y miramos también por encima del hombro esperando que se descubra. Su agonía se nos adhiere, entendemos sus dudas y el peso de su culpa y esperamos con él que en algún momento salga a la luz su pasado. Y no os puedo contar más.
En definitiva, una intriga psicológica que os animo a leer y que me ha dejado con ganas de más Lemaitre.
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