Los dos últimos libros que he leído de Thilliez ya no me han provocado pesadillas, aunque por lo menos éste no me ha dado sueño como el anterior. Sharko ha perdido bastante tirón para mí desde que "se curó" la esquizofrenia. Franck Sharko y Lucie Henebelle han tenido gemelos y además parecen haber cambiado de forma de actuar y pensar con la paternidad. Henebelle comienza el libro de baja maternal y Sharko intenta evitar que se incorpore al servicio porque le da miedo dejar a sus hijos huérfanos, cosa nada extraña si tenemos en cuenta que ambos perdieron sus familias en novelas anteriores de manera trágica y con inusitada crueldad, que no había asesino en serie que no los incluyera en su lista.
Pero en esta novela hay otra protagonista que también es policía: Camille Thibault y que aporta la parte fantasiosa y casi sobrenatural de la trama. Camille necesitó un trasplante de corazón y, desde que la operaron, aunque parece recuperarse muy bien, padece una pesadilla recurrente en la que una mujer encerrada parece pedirle ayuda. Es como si el nuevo corazón, que también comienza a fallarle, le pidiera que la busque, lo que hace que inicie la búsqueda de la identidad del propietario del corazón que lleva en su pecho, para lo que, saltándose todos los protocolos de protección de datos y asumiendo identidades falsas, comienza un recorrido que la cruza con nuestros antiguos protagonistas, primero con Sharko, que al fin y a la postre está en activo, y luego con Lucie que se aburre de madre a tiempo completo y comienza una investigación paralela sin respeto alguno tampoco a las reglas. Lo de que los policías de Thilliez vayan por libre y sin reglas ni reglamentos parece ser norma de la casa, que no se cómo se sorprenden luego de que les pasen tragedias si se ponen solitos en medio.
Otra constante de Thilliez es que las víctimas suelen ser siempre mujeres (en este caso gitanas) y los delitos rebuscados y de extrema crueldad, con malos malísimos y perturbadísimos. En éste además con repercusiones internacionales (que pasan por la dictadura Argentina y los bebés robados de España) y trazos sobrenaturales que no me han acabado de convencer, aunque el libro resulta entretenido y se lee fácil.
Pese a las vueltas y recorridos del libro, resulta bastante previsible aunque mantiene la intriga y confunde para que pienses que lo que sospechas no es lo que realmente ocurre. Ahora bien, lo que desde luego no debéis hacer es leer la contraportada del libro porque se han pasado dando pistas sobre la trama y si leéis la última línea podéis recortar toda la primera parte porque ya desvela quién es el asesino.
Otra constante de Thilliez es que las víctimas suelen ser siempre mujeres (en este caso gitanas) y los delitos rebuscados y de extrema crueldad, con malos malísimos y perturbadísimos. En éste además con repercusiones internacionales (que pasan por la dictadura Argentina y los bebés robados de España) y trazos sobrenaturales que no me han acabado de convencer, aunque el libro resulta entretenido y se lee fácil.
Pese a las vueltas y recorridos del libro, resulta bastante previsible aunque mantiene la intriga y confunde para que pienses que lo que sospechas no es lo que realmente ocurre. Ahora bien, lo que desde luego no debéis hacer es leer la contraportada del libro porque se han pasado dando pistas sobre la trama y si leéis la última línea podéis recortar toda la primera parte porque ya desvela quién es el asesino.
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