domingo, julio 01, 2018

Vigésimo primer libro 2018: "La desaparición de Edith Hind", de Susie Steiner.


No recuerdo cómo conocí este título. Posiblemente en la web de Siruela por la que de vez en cuando me doy una vuelta. Y no es que lo confundiera con el último de Dicker, el nuevo del autor del de Harry Quebert (que se debe estar gastando en publicidad lo que no está escrito), porque no he leído todavía nada suyo y, sobre todo, porque no se había publicado todavía cuando me leí el que reseño. Éste salió en mayo y el de Dicker en junio. El caso es que comencé a leerlo y me enganchó.
La novela trata, como de su nombre puede concluirse, de la investigación que tiene lugar tras la desaparición de una joven en extrañas circunstancias.
No se cuántos personajes deben narrar la historia para que una novela pueda ser considerada coral; imagino que pasará como con los coros y las corales, que depende de cuántas personas cantan juntas reciben unos nombres u otros. Pero, a lo que voy, que ando dispersa, en esta novela de Susie Steiner la narración no es cosa de un único personaje sino que son varios los que cuentan la historia: Manon Bradshaw, oficial de policía, el agente Davy Walker, la madre de Edith, Miriam, su mejor amiga, Helena e incluso la propia Edith. Los capítulos aparecen encabezados por el día de la semana y sólo el primero fechado, el sábado 17 de diciembre de 2010, con lo que sabes en qué día estás pero no exactamente la fecha lo que confunde un poco, no se si por pretenderlo así la autora y que nos agobie el tiempo tanto como a los protagonistas, aunque de vez en cuando dice el número de días que han pasado desde la desaparición. Luego cada día tiene varios subcapítulos encabezados por el nombre del personaje narra la acción a la par que sus propias vidas e inquietudes personales que es una de las cosas buenas que tiene la novela aunque en algunos pasajes me saltaría los problemas de Manon para encontrar pareja y la achucharía para que se centrara en la trama.
La verdad es que me ha gustado mucho el libro porque me encontraba tan perdida en la búsqueda de Edith como los personajes del libro. Según se avanza en la lectura vamos conociendo la forma de ser y la vida de Edith como normalmente se conoce a las personas en la realidad, con trozos de descripciones, con opiniones diversas, con mentiras incluso, que forman un caleidoscopio que va cambiando constantemente nuestra perspectiva y nuestra opinión sobre ella y sobre lo ocurrido. Se nos pone ante dilemas morales, prejuicios, dudas que parecen esconder la verdad y no encontrar el camino para solucionar la desaparición y temernos que a la vuelta de la siguiente página nos encontremos el cadáver.
Se tocan muchos temas en el libro sobre todo desde los diferentes puntos de vista de las mujeres protagonistas, con el contrapunto del único hombre que también narra la acción. Maternidad, aspiraciones profesionales de las mujeres, las expectativas que cada personaje tiene en su carrera, las jerarquías laborales, las relaciones de pareja en su compleja diversidad, los prejuicios de clase, el lesbianismo y la homosexualidad, distintas masculinidades, la necesidad de afecto... todo ello en una trama cada vez más enrevesada en la que vas de sospechoso en sospecho hasta el sorpresivo final de la historia.
Está muy entretenida la novela y tal como acaba tendremos con seguridad una nueva entrega de las investigaciones de la oficial Manon Bradshaw.

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