La novela se tenía que haber quedado al finalizar los 10 minutos y 38 segundos del título, porque son como dos novelas muy diferentes: una primera parte muy, muy buena, y una segunda mala tirando a malísima. Pareciera casi que las dos partes no fueran obra de la misma autora.
El libro comienza con la muerte de la protagonista. Tequila Leila, prostituta durante gran parte de su vida, ha sido asesinada y arrojada a un contenedor de la basura.
Partiendo de la tesis de que el cerebro humano permanece activo unos diez minutos después de que el corazón se pare, la novela va repasando los últimos diez minutos y 38 segundos del cerebro de Leila (no Leyla, que ella decía que lo prefería con i latina) y en cada minuto seguimos un periodo de su vida, desde su infancia, feliz al principio, su adolescencia, su huida de casa y su comienzo en la prostitución y así hasta que resulta asesinada.
Ella confía en que cinco personas irán a su entierro y, paralelamente a la biografía de Leila, vamos conociendo su encuentro con cada una de esas personas, especiales y raras cada una de una forma diferente, y que, en esa primera parte, desde la perspectiva de la protagonista, nos hacen pensar que se merecerían no sólo los capítulos en los que respectivamente aparecen sino otra novela.
El personaje de Tequila es curioso porque pese a las tragedias que le ocurren desde pequeña no parece perder la fe en el género humano ni en conseguir su propia felicidad, y a ratos parece encontrarla, aunque comenzando el relato con su asesinato no esperamos que ello pueda ser posible, por lo menos a la larga.
La vida de Leila se desarrolla en la ciudad turca de Estambul, que podemos considerar no sólo el marco de la acción sino otra protagonista más de la historia.
Y como ya he dicho toda esa parte del libro me ha gustado muchísimo y visto el resto podría haberse quedado ahí y dejar abierto el final. Pero aparecen las cinco personas que querían de verdad a Leila, sus amigos y amigas del alma, que pretenden darle su último adiós y convierten el final de la novela y una peripecia tragicómica con el cadáver de la protagonista que no me gustó en absoluto y se me hizo tediosa y larga, pese a que ocupa menos de la mitad del libro.
No había leído nada de esta autora y no me sonaba su extraño nombre. Averiguando qué otras cosas había escrito sí que me resultaba familiar el título de "La bastarda de Estambul", aunque no lo he leído. Me lo apunto para otra ocasión porque escribe bastante bien, aunque no me gustara el final de esta obra suya que reseño.
Partiendo de la tesis de que el cerebro humano permanece activo unos diez minutos después de que el corazón se pare, la novela va repasando los últimos diez minutos y 38 segundos del cerebro de Leila (no Leyla, que ella decía que lo prefería con i latina) y en cada minuto seguimos un periodo de su vida, desde su infancia, feliz al principio, su adolescencia, su huida de casa y su comienzo en la prostitución y así hasta que resulta asesinada.
Ella confía en que cinco personas irán a su entierro y, paralelamente a la biografía de Leila, vamos conociendo su encuentro con cada una de esas personas, especiales y raras cada una de una forma diferente, y que, en esa primera parte, desde la perspectiva de la protagonista, nos hacen pensar que se merecerían no sólo los capítulos en los que respectivamente aparecen sino otra novela.
El personaje de Tequila es curioso porque pese a las tragedias que le ocurren desde pequeña no parece perder la fe en el género humano ni en conseguir su propia felicidad, y a ratos parece encontrarla, aunque comenzando el relato con su asesinato no esperamos que ello pueda ser posible, por lo menos a la larga.
La vida de Leila se desarrolla en la ciudad turca de Estambul, que podemos considerar no sólo el marco de la acción sino otra protagonista más de la historia.
Y como ya he dicho toda esa parte del libro me ha gustado muchísimo y visto el resto podría haberse quedado ahí y dejar abierto el final. Pero aparecen las cinco personas que querían de verdad a Leila, sus amigos y amigas del alma, que pretenden darle su último adiós y convierten el final de la novela y una peripecia tragicómica con el cadáver de la protagonista que no me gustó en absoluto y se me hizo tediosa y larga, pese a que ocupa menos de la mitad del libro.
No había leído nada de esta autora y no me sonaba su extraño nombre. Averiguando qué otras cosas había escrito sí que me resultaba familiar el título de "La bastarda de Estambul", aunque no lo he leído. Me lo apunto para otra ocasión porque escribe bastante bien, aunque no me gustara el final de esta obra suya que reseño.
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