El día de la Mujer amaneció con viento y amenazando nubarrones de tormenta, sobre todo a eso de las nueve y media cuando llamó Piedad a la persona que nos había prometido que iba a estar todo Ok y nos dijo que no solo no estaba Ok sino que ni siquiera estaba. Tras cometer un delito de amenazas respecto la susodicha persona, comunicamos las malas nuevas al Ayuntamiento y comenzamos a buscar un plan B que casi nos lleva a cometer otro delito, esta vez contra la propiedad intelectual (que al paso que vamos va a ser más grave que las amenazas de muerte), porque teníamos preparada una batería de vídeos de You Tube que pudiera cubrir la tarde completa.
Teníamos ya medio engañado al novio de Silvia para que representara conmigo un sckech de una entrevista de trabajo al revés y llevábamos varios rosarios rezados para que el milagro se produjera cuando apareció la esposa del amenazado de muerte comprometiéndose a tener todo "hacia las dos". Agradeciendo a la divina providencia la existencia de cumplidoras esposas de maridos incumplidores la Dinamizadora y yo nos fuimos a Quero, en cuyo Colegio teníamos organizada una lectura de manifiestos que había preparado parte del alumnado.
Les contamos lo que hacemos en el Centro de la Mujer, les explicamos por qué y para qué se celebra el 8 de marzo, me soportaron -profesor incluido- la recomendación sobre el uso no sexista del leguaje, que estaba ausente de alguno de sus escritos, y tras la lectura de otros dos manifiestos por la presidenta de la Asociación de Mujeres y de otra del AMPA nos marchamos precipitadamente porque teníamos el cerebro en El Toboso y el cuerpo en Quero.
Cuando salíamos del Colegio me encontré con una niña a la que había fotografiado el día del chocolate y le enseñé la foto, lo que hizo que a voz en grito llamara a su clase para que la vieran y tuve que hacerles una foto con la profesora, a la que no se le ocurrió otra cosa que darles a cada niño y a cada niña una trompeta, que inmediatamente procedieron a tocar con toda la fuerza de sus pequeños pulmones hasta dejarme totalmente sorda.
Bajamos del Colegio por el mercadillo (en Quero tiene lugar los jueves) repartiendo los lazos que nos quedaban, que no eran muchos ya que no se qué pasa pero nunca hay lazos cuando los necesitas. No se qué hace la gente que no pone un puesto de lazos los días previos al 8 de marzo o al 25 de noviembre, como los de flores del día de los Santos. Se iba a forrar.
Nos tomamos un café en el Bar de Rafa, le pusimos un lazo al Alcalde y otro a su jefe y volvimos con todos los dedos cruzados a El Toboso, donde Piedi y Silvia ya conocían todo el software del mercado para bajarse vídeos de Internet y habían hecho un barrido por la red por si las moscas. No hizo falta "piratear" nada porque parecía que la actividad central de la tarde iba a estar preparada.
Habíamos quedado hacía días con la Asociación de Mujeres de Quero en que íbamos a comer con ellas el día 8 en la comida que tradicionalmente organizan con motivo del Día Internacional de la Mujer. Como estábamos como estábamos, me fui yo sola a Alcázar y con el alma en un hilo compartí con ellas un opíparo banquete que no dejaron que pagara. Al final dos mujeres, la presidenta y una antigua presidenta, leyeron un par de manifiestos que fueron muy aplaudidos y dije unas palabritas (que una no se puede ver callada con tanta audiencia potencial). Luego cantaron a voz en grito y querían que me quedara porque habían organizado hasta baile, pero me volví al Centro porque nuestro acto institucional comenzaba a las siete de la tarde y había que dar la cara.
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