El sábado, intentando hacer lo imposible en mi despacho (limpieza), me encontré una cajita con cartuchos de tinta de recambio para pluma y me vino a la cabeza que antes yo escribía con pluma y que, de hecho, tengo varias. El domingo por la tarde, aburrida de navidades, me puse a buscar mi pluma, porque aunque tengo unas cuantas e incluso las tengo buenas (siempre hay clientes generosos y, aunque pocos, alguno tuve que tenía detalles) escribía siempre con una Inoxcrom que fue mi segunda pluma. Con la primera, que no recuerdo cómo vino a mi poder escribí cientos de folios de apuntes que pasaron de mano en mano como la falsa "monea" de la copla y acabé de definir mi indefinible escritura moruna. Pero la que más recuerdo es la segunda (que tampoco me acuerdo quién me la regaló ni por qué evento). Era una versión mejorada de la primera que fue la que realmente me cautivó y que había acabado con el plumín tan separado que tuve que aumentar el tamaño de la letra para que pudiera leerse y, aún así, escribía como un rotulador Carioca.
Hacía mucho que no escribía con pluma y comencé a escribir después de limpiar concienzudamente el capuchón de los arqueológicos restos de tinta que contenía, porque luego la cierras y cuando la vuelves a coger te pones hecha una pena. Hacía mucho que no escribía con pluma pero debe ser como lo de montar en bici porque fue empezar y acabé agotando el cartucho, no por mi mucho escribir, que no pasó de tres folios, sino por el grado de degeneración de la tinta que había reducido sus dimensiones de manera ostensible. Comencé a pensar que no solo había mucho que no escribía con pluma, sino que hacía mucho que no escribía a mano, que ya casi no escribo a mano otra cosa que no sean post-it para recordarme cosas que paso a olvidar cuando acabo de pegarlos.
Escribir a mano tiene ya de por sí algo de romántico, y escribir a pluma, ni te cuento. Ahora bien, tan manual actividad tiene un problema cuando ya estás acostumbrada a hacerlo todo con ordenador: no hay tecla para borrar lo que escribes y cuando te equivocas o quieres intercalar una palabra o un párrafo hay que armar la invencible. Pero me gusta escribir a mano, y más con pluma. Es como si las ideas se deslizaran de una manera más directa la papel y escribir a pluma deja la sensación de que la tinta, y con ella los pensamientos, salen directamente de la mano al papel. Es más íntimo que hacerlo con ordenador y duele menos el cuello.
Hace un par de meses tenía problemas para escribir con el teclado del ordenador. No debía tener yo muy ordenada mi psicomotricidad y escribía antes las letras de la mano izquierda que las de la derecha generando un caos ininteligible y debiendo usar hasta el abuso de la tecla de borrar que tiene así como una mugrecilla del uso que es difícil de limpiar sin alcohol. Ahora ya vuelvo a teclear como una campeona pero aquellos días, aprovechando que estaba apuntada a varios cursos, comencé a tomar algún apunte y hacer resúmenes de algunas materias comprobando la pérdida de agilidad con el bolígrafo. Con la pluma puede escribirse más rápido y es como un regreso al pasado (por cierto, ¿por qué número irá Regreso al Futuro?).
Cuando terminaba la EGB (sí, tan vieja soy) comencé una especie de diario (estaba de moda y estaba en edad). Meditando un poco, este blog, este cuadro en blanco sobre el que escribo me recuerda aquel diario (aunque era un cuaderno de cuadritos, azul por cierto) y, como entonces, tampoco cuento "supersecretos", entre otras cosas porque ni tenía ni tengo muchos. Recuerdo que pensaba que podría leer alguien lo que escribía y que me moriría de vergüenza si contaba según qué cosas. Ahora me da igual que me lean y con el blog, como estoy segura de que alguien lee lo que escribo, la cosa está más fácil, aunque a veces se me escapan días de "cosas mías" como hoy porque, aunque el blog lo encabezo como del Centro de la Mujer, es mío "na más". Lo que no está en el Plan del Centro no existe, así que este es un blog fantasma que sirve a unos principios que lo ignoran. Mejor, es más fácil cambiar la cabecera del blog que de cabeza y la independencia es un grado.
Bueno, gente, que se acaba el 2007 y tenía unas ganas locas. A ver si el 2008 entra con ganas y me espabilo un poco. Feliz Año Nuevo. Un abrazo, besos, carantoñas... lo que queráis.
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