Con lo que me gusta Silva y lo fan que soy de Bevilacqua y Chamorro y hay que ver qué poco me ha gustado esta última entrega. No se si es que no la he leído de corrido sino a ratos entre otras lecturas o es que no me ha gustado de verdad, pero lo acabé con sensación de aburrimiento. Igual si fuera guardia civil me habría encantado pero, que la novela ocupe la mayor parte del tiempo repartiendo el trabajo entre guardias y reportando sobre la investigación sin que la trama tenga demasiada acción hasta el final, pues me ha dejado fría. Y que Chamorro tenga tan poquito protagonismo no me gusta, ni que Bevilacqua se dedique a repasar su pasado en el norte que parecen el capitán y él el abuelo Cebolleta.
En fin, que la cosa va sobre la desaparición de un tal Cristófer, informático de éxito, aunque investigado por determinados trapicheos, por quien pidieron un rescate y que, pese a haber pagado la familia, sigue sin aparecer.
El ya subteniente Rubén Bevilacqua, que acaba de ver a su hijo jurar bandera para unirse al cuerpo de su padre, es requerido para la investigación ya que dado el tiempo transcurrido no se tiene mucha fe en que el empresario de la informática aparezca vivo, así que Vila y su equipo bajan hacia Algeciras y allí forman un equipo mixto con los guardias de la zona para repartirse el trabajo y avanzar en las pesquisas que los van llevando, con la desaparición del socio del primer desaparecido de por medio, por los "negocios" de la zona, Gibraltar incluido, tocando desde el narcotráfico, los delitos informáticos, el blanqueo de dinero, los bitcoins y otras criptomonedas y, en general, las nuevas formas de la ciberdelincuencia en las que, si se roba poquito a muchos y los delincuentes no ponen cara a las víctimas, ni siquiera tienen la sensación de delinquir. Vamos lo de ojos que no ven, corazón que no siente o, de donde viene el título del libro, "lejos de los ojos, lejos del corazón".
Bueno, al final sí hay un poco de acción, así que igual si la leéis sin paradas
resulta que está muy entretenida y que me he perdido la sensación.
En cuanto a los personajes, aunque Bevilacqua está un poco misántropo, se siente viejo y no acaba de ver su relación con la jueza del libro anterior, Chamorro le ayuda de una manera que no acabo de ver. Que me preocupa a mi más esta chica, que no acaba de despegar en lo profesional, sin que le pueda echar la culpa al techo de cristal porque en lo personal no tiene muchas cargas a las que culpar y su personaje no anda tampoco muy allá. Tengo la sensación de que el personaje de Bevilacqua impide a Chamorro ascender ya que que si Silva prefiere que su guardia no sea de muchos galones pese a sus éxitos profesionales no puede poner a Virginia a estudiar para superiores destinos. En fin, no se, que por lo menos intervenga más en los interrogatorios y se le vea el potencial, que en este libro tiene casi más espabile la ya cabo primero Salgado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario