viernes, septiembre 21, 2018

Trigésimo quinto libro 2018: "El cuento de la criada", de Margaret Atwood.

Igual si habéis visto la serie no debería recomendar el libro porque, aunque es su germen y la idea primigenia de la historia, al segundo capítulo de la serie ya casi habríais acabado el libro, así que no os iba a sorprender la historia y os habrías hecho spoiler a la primera de cambio porque en la novela de Atwood seguimos la historia que nos va contando Deffred (Offred, si la leéis en inglés) sin saber muchas cosas ni el porqué de la situación hasta que el epílogo las aclara y en la serie desde el principio tenemos las claves e incluso un nombre real para la protagonista que en el libro no se desvela. Pero en cualquier caso es un libro estupendo y que por lo menos las mujeres deberíamos leerlo todas para estar ojo avizor y oídos alerta. Y, claro, la serie aporta algo que en el libro, salvo unas láminas estupendas que nos dan la clave del vestuario de las mujeres, no aparece y debemos imaginar: la fabulosa fotografía y los espectaculares movimientos de cámara de la serie. Y que conste que sólo he visto dos capítulos.
La novela es de 1984 y da escalofríos porque refleja una distopía que no se aleja en el tiempo ni en el espacio como otras obra de ciencia ficción que proyectan temores que se realizan por lo menos a varias decenas de años después. 
El cuento de la criada se desarrolla en unos Estados Unidos sin cambios físicos pero en una situación de dictadura cuyo origen se gestó aprovechando el miedo a determinado atentados y a la amenaza terrorista (recuerdo, 1984 el libro) y cuyos efectos no afectan por igual a toda la población ya que, como en la mayoría de las dictaduras, son las mujeres quienes sufren en mayor grado los efectos, y de una forma terrorífica si lo medito desde mi condición de mujer: las mujeres han perdido todos sus derechos, pero absolutamente todos. No pueden salir solas, no pueden leer ni siquiera reconocer que saben hacerlo (en las tiendas los productos tienen dibujos con el precio, no el nombre), no tienen acceso a la educación e incluso las conversaciones se limitan a frases hechas. Una especie de país talibán pero con una ideología religiosa basada en partes del antiguo testamento y con una clasificación de las mujeres que ya vivían cuando se produjo el cambio en función de su capacidad para tener hijos, pero no precisamente para ocupar las que puedan tenerlos un puesto político importante sino para estar no sólo sometidas al varón en genérico sino resultar propiedad de uno en concreto (de ahí el "De" con el que comienzan sus nombres) con quien están obligadas a tener relaciones en una ceremonia degradante en la que también toma parte la esposa estéril del Comandante propietario.
Otras mujeres tienen otras funciones, todas están clasificadas por colores y ninguna tiene importancia en las tareas de relevancia, de poder o de mando. La represión es brutal, tanto política, como religiosa, de género... e incluso algunas mujeres que parece que tengan cierto grado de poder (las "tías" sólo lo tienen en relación a otras mujeres.
A lo largo de la obra seguimos los pensamientos de Defred que cuentan su vida y relatan algunos aspectos del pasado que nos van dando pistas de cómo percibió ella el cambio, la ruptura, la separación de su pareja y de su hija, sin que sepa si siguen vivos, y la privación drástica de derechos que creían que sería temporal y que ha devenido definitiva.
La historia es terrible y un aviso a navegantes para no cejar en el trabajo en pro de la igualdad. Muy, muy, pero que muy recomendable.

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