lunes, noviembre 18, 2019

Película recomendada: una cuestión de género.

Os recomiendo esta peli, sobre todo a las abogadas. 
Es sobre una mujer luchadora por la igualdad entre sexos que ahora es Jueza de la Corte Suprema de los Estados Unidos pero que empezó siendo una de las nueve únicas mujeres de su promoción en Harvard. 
La trama se centra sobre todo en un caso en el que para meter la cuña de la igualdad para las mujeres defiende por discriminación por sexo a un hombre soltero al que han denegado una exención fiscal como cuidador de su madre enferma, precisamente por ser hombre, debido a que la exención está pensada sólo para mujeres al ser las habituales cuidadoras. 
Merece la pena ver la película y aprender a mirar la ley no sólo en su sentido literal, dando por sentado que es igual para todas las personas, sino en sentido profundo para apreciar discriminaciones no aparentes que son las que perpetúan las desigualdades. 
Da para pensar el Derecho, pues, aunque el nuestro sea diferente del americano, la problemática coincide porque el análisis de impacto de género de nuestros proyectos de leyes sigue siendo muy pobre, sobre todo en una normativa tan técnica como la fiscal, que es la que trata la película, por lo que si antes de promulgarlas no se aprecia cómo afectarán a cada sexo o a cada grupo, podemos pensar que son leyes igualitarias y justas cuando su aplicación puede afectar de manera diferente a hombres y mujeres perjudicando a las personas simplemente por su sexo. Y eso tenemos que hacérnoslo mirar.

sábado, noviembre 16, 2019

Burning, grandes. Qué recuerdos.

Recibe un libro, publica una crítica.

https://es.babelio.com/massecritique.php

Estoy muy contenta. He vuelto a participar en la campaña "Recibe un libro, publica una crítica" de Masa Crítica de Babelio y he sido seleccionada, así que recibiré un libro gratis a cambio de leerlo y publicar una crítica sobre el mismo. Un trato estupendo porque es lo que hago con los libros y así no tengo que comprarlo.
Si tenéis un blog o publicáis en algún sitio en la red podéis participar, aunque los libros vuelan. Pinchad en la imagen de arriba y ved las condiciones. Básicamente consiste en registrarse en Babelio, elegir un libro de la lista y comprometerse a publicar vuestra crítica.
Babelio es una red de libros en la que podéis registraros para compartir opiniones, leer críticas de otras personas o simplemente estar al día de todo lo que se publica. Además es divertida porque según los libros que seleccionas en tu apartado, las críticas y citas que haces, te conceden lo que llaman insignias.
Hace tiempo me mandaron "El devorador de calabazas" de Penelope Mortimer y disfruté un montón con él. Colgué aquí la crítica y las de aquí las suelo subir a Babelio. Me gusta mucho la idea.

Vigesimoséptimo libro 2019: "La novia gitana", de Carmen Mola.

El título, la portada, las disquisiciones sobre si el seudónimo "Carmen Mola" tiene detrás un escritor o una escritora, tal vez la publicidad, a la que tampoco puedo sustraerme... no se, pero tenía pendiente "La novia gitana" desde que se publicó, así que al pasar delante de la Imprenta Moderna y sentir de nuevo la tentación de toquetear libros para llevarme alguno, no pude sino dejarme llevar.
No voy a decir que me decepcionó porque se trata de un libro bastante adictivo que no puedes parar de leer hasta que acaba, pero tampoco me pareció el libro del año y me recordaba más a autores americanos y series que a una novela española y, con sus diferencias, tampoco muy lejos de algún capítulo de Mentes Criminales. Aunque como por aquí, gracias a Dios, andamos cortos de asesinos en serie (si obviamos las bacterias hospitalarias), sólo hay dos cadáveres y no buscan la autoría a base de perfiles criminales sino a la antigua usanza: siguiendo pistas y dando palos de ciego hasta que aciertan con la cabeza adecuada.
En las tres primeras páginas de la novela un niño está encerrado a oscuras con un agresivo perro. no sabemos dónde ni por qué, ni él tampoco. En la cuarta página acompañamos a Susana Macaya, la novia gitana del título, en su despedida de soltera, en la que no se siente demasiado cómoda por la celebración en sí y porque ha faltado su mejor amiga. Y menos cómoda que se siente cuando recibe un golpe para ser luego brutalmente asesinada, como lo fue hace años su hermana: haciéndole tres agujeros en el cráneo y metiendo dentro gusanos que se lo van comiendo.
El resto del libro es la investigación de la que en principio se ocupan los policías de la zona donde aparece el cadáver, la Quinta de Vista Alegre en Carabanchel. El subinspector Ángel Zárate lleva poco tiempo en la comisaría y menos que le dura entre las manos el caso porque, cuando todavía están decidiendo si la víctima está ya muerta o no y con el susto en el cuerpo viendo salir gusanos de la cabeza de Sunana mientras esperan a la Científica, se persona en el lugar para asumir la investigación la Inspectora Elena Blanco, de la Brigada de Análisis de Casos (la BAC), algo así como la de Análisis de Conducta del FBI pero a la española. (Sin nada que ver, supongo, con la ya disuelta por escándalo Brigada de Revisión de Casos). La intervención de esa unidad se produce debido no solo a la coincidencia de la muerte en el modus operandi de este caso con el del asesinato de su hermana, sino al hecho de que el asesino está cumpliendo condena, con lo que si se demuestra que es la misma persona quien ha matado a las dos chicas, habría un inocente en prisión y tendrían no uno sino dos crímenes por resolver.
El Equipo de la BAC tiene su sede en un piso de un anodino edificio que nadie parece conocer y, capitaneado por Elena, está formado por el forense Buendía, la agente Chesca, procedente de la Brigada de Homicidios y Desaparecidos y con un genio endiablado, Orduño, antiguo Geo y Mariajo, la que controla los ordenadores y el hackeado cuando hace falta. Pues eso, como en Mentes Criminales. Además tienen un jefe ausente pero que manda y al que, además de colgarse las medallas de los éxitos de la Brigada, le gusta comer en sitios carísimos: Rentero.
La inspectora, como no, tiene un problema que al principio no conocemos, pero que hace que tenga en su privilegiado balcón a la Plaza Mayor de Madrid una cámara para controlar el acceso a la misma. Tiene un genio bastante vivo, bebe grappa como si no hubiera un mañana, se echa algún porro que otro, canta en los karaokes canciones de Mina y le gusta montárselo en todoterreno en aparcamientos subterráneos. Pero, como policía, es bastante espabilada y controla a su equipo de manera eficaz.
Desde el momento en que lo apartan de la investigación, Ángel Zárate pretende bacinear en la Brigada, de cuya existencia dudaba hasta entonces, y acaba uniéndose al equipo y a la cama de la jefa. No sólo le lleva en interés policial sino que su "mentor" en la policía, ahora con alzheimer, fue el detective encargado de la primera investigación y se siente obligado a defenderle cuando se generan dudas sobre la culpabilidad de Miguel Vistas, el hombre que fue condenado por el primer asesinato.
La novela, en algunos tramos bastante truculenta, sobre todo al final, tiene como dos historias que, por supuesto, convergen en el desenlace, cosa que no hay que ser un experto en novela negra para esperar: la del niño y el perro y la investigación del asesinato de Susana que se desdobla en dos con las dudas de la autoría en la muerte de su hermana.
Como buena novela policíaca (mala no es, ni mucho menos) vamos acompañando a los polis y siguiendo los bandazos de la investigación que pasa sobre todo por la familia de la víctima, sobre todo su padre y sus tíos, que no llevan una vida tan "limpia" y que no asumieron que su compadre se casara con una "paya". Se vuelve a revisar el caso antiguo para aclarar si hay un inocente preso o un imitador en la calle que no tiene nada que ver con el asunto antiguo.
Para seguir con el mimetismo de la novela con las series americanas, los abogados no salimos bien parados. Supuestamente el condenado por el primer asesinato había sido defendido por un abogado de oficio que no estuvo en su mejor momento en el juicio y toma las riendas de su defensa un superabogado que no se sabe cómo se ha enterado de la nueva muerte y se autocontrata a cambio de la mitad de la indemnización que conseguirá su nuevo cliente cuando demanden al Estado por el tiempo que ha estado en prisión. ¡Viva la cuota litis y el "no win, no fee" americano! Si total los códigos deontológicos están de capa caída en el nuevo sistema de libre y despiadada competencia entre los grandes despachos y los pobres desgraciados que malvivimos del ejercicio de la profesión a duras penas. En fin, que no sale bien parado ni mucho menos el turno de oficio ni la profesión en general.
Pues nada, que palos de ciego por aquí, palos de ciego por allá, pelo encontrado milagrosamente donde convenía, fotografía colocada en la estantería en la que no debía estar, meteduras de pata por ambos lados...después de trescientas y muchas páginas averiguan quién es el culpable y la inspectora se mete la tela de araña solita llegando a la página cuatrocientos tres de puro milagro en el más truculento y dramático final que haya soportado nunca. Entre otras cosas porque cuando veo que la cosa va así dejo el libro, pero aquí no era cuestión con las pocas páginas que quedaban.
Esto... que sí, que te comes las uñas y avanzas sin darte cuenta que son las tantas y sigues leyendo; pero que no se me iba de la cabeza en ningún momento que el libro no era para nada original, que ya lo tenía todo visto en capítulos de muchas series. Eso, sí, entretenido es un rato, aunque, además de los de los abogados, me sienta mal que oculta datos de uno de los personajes, lo que supone hacer mucha trampa y no os cuento más.
P.D. Por cierto, que yo creo que es un hombre quien ha escrito el libro. Me pega más. Me ha recordado la sensación que sentí al comenzar la lectura del primer libro de Yasmina Khadra que cayó en mis manos, que no me pegaba una Yasmina, hasta que me enteré que detrás del relato estaba un Mohammed.

sábado, noviembre 02, 2019

Vigesimosexto libro 2019.- "Barrio Lejano", de Jiro Taniguchi.

No recuerdo cómo llegué a este libro, cómic para adultos, novela gráfica, manga gekida o como quiera que se pueda llamar a esta publicación de hermosos dibujos en blanco y negro que por su meticulosidad parecen más "trabajo de chinos" que obra de autor japonés, como es el caso. 
Creo que lo encontré por casualidad buscando novelas gráficas que pudieran interesarme, ya que se hacían tantas referencias a lecturas de novelas de ese tipo que a mi no me daban grito alguno, que pensé que igual había alguna que me llamara más la atención, y lo mismo me estaba perdiendo algo con no prestar atención a estas obras y limitarme a libros "sin santos". Tantas reseñas en algunos vídeo blogs, que no sabía si era una forma de engrosar el número de sus lecturas mensuales o era que realmente merecía la pena leerlos, y mirarlos, porque letra es lo que menos tienen, claro.
No estando nada puesta en el manga (ni ganas), lo primero que me sorprendió del libro es que los personajes no tuvieran los ojos como platos ni los pelos de punta y que las niñas del libro no usaran todas minifalda. Lo reconozco, no me ha llamado la atención el manga, el anime ni la estética derivada de toda esa cultura, subcultura o lo que sea. Pero esta historia no está mal y el mangaka ha conseguido unas ilustraciones muy buenas.
La trama relata una especie de viaje en el tiempo que experimenta el protagonista, Hiroshi Nakahara, cuando al volver a casa desde el trabajo un poco bastante azufrado de alcohol se confunde de tren y acaba no sólo en otro barrio sino en otro tiempo: regresa con 14 años al barrio donde pasó su infancia y adolescencia.
La vida de Hiroshi en el presente no parece reportarle grandes satisfacciones y desde luego no ha conseguido triunfar en la vida. No disfruta con su trabajo, bebe demasiado y no tiene prisa por regresar a casa donde le esperan su esposa y sus hijas. 
Cuando baja del tren comienza a recorrer su antiguo barrio hasta llegar al cementerio en el que yace su madre. Hasta entonces sigue teniendo 48 años pero a partir de ahí tiene como un vahído y vuelve a tener 14. Al principio no sabe qué le pasa aunque empieza a notar los cambios en su cuerpo hasta ser consciente de su transformación. Pensando que es un sueño recorre las calles y acaba en la que fue su casa con la familia que tenía en aquellos años, algunos de los cuales llevan años muertos. Y, sobre todo, todavía estaba su padre, que les abandonó un día sin más explicaciones y nunca volvió.
Extraña la situación pero el resto de la familia lo ve normal, como si el tiempo no hubiera pasado. Él, sin embargo, sabe que no es el adolescente que creen tener delante. Cada noche supone que al despertar por la mañana el sueño se desvanecerá y volverá a si vida actual, pero día tras día sigue viviendo en el pasado.
Al principio piensa que está volviendo a revivir su experiencia vital pero se da cuenta de que los hechos van sufriendo pequeñas variaciones debido a los cambios que el propio Hiroshi va realizando en su propia vida. Sabe inglés, que de pequeño se le daba fatal, es casi el listo de la clase, cuando no pasaba de mediocrem, es más abierto con las chicas por lo que entabla amistad con una compañera muy guapa que a sus 14 no le hizo ningún caso... Se ve feliz pero a la vez está preocupado porque sabe que ese no es su tiempo y teme que si sigue añadiendo variaciones a su vida de adolescente su situación de adulto no será la misma y su pensamiento oscila entre la idea de seguir hacia otra vida mejor que la que tiene o intentar despertar para recuperar su mundo, del que comienza a sentir añoranza a la vez que toma conciencia de que debe introducir cambios en su vida de adulto si quiere que su vida merezca la pena.
Pero sobre todo, quiere conocer las razones por las que su padre les abandonó e intenta sondearle para averiguarlo e incluso trata de impedir que se vaya, con lo que vamos conociendo la vida de la familia y acabamos conociendo lo que realmente sucedió.
No es una trama intrincada y a ratos parece muy lenta, como si el tiempo de la niñez lo envolviera haciéndolo más lento y como si el autor se regodeara demasiado en cuestiones que no tienen influencia en la historia y que impiden el desarrollo ágil de la historia, hasta que nos damos cuenta que es precisamente lo contrario. Asistimos a las clases de Hiroshi, a sus relaciones con los otros chicos, a la vida escolar, en suma; le acompañamos también en casa, con su familia y, sobre todo, con su padre y su madre. La historia tiene muchísimas viñetas y aunque se desarrolla en Japón y los personajes tienen nombres japoneses, los personajes tienen aspecto europeo, sin ojos rasgados y con ropas occidentales. 
El libro me resultó curioso y trata temas interesantes sobre aspectos cotidianos a los que no damos importancia y pueden marcar nuestra intrahistoria para siempre. Amistad, cariño, fidelidad, compañerismo, miedo,... muchas cosas que le afectaban como adolescentes o sufre de adulto y que la experiencia onírica o de viaje en el tiempo le ayuda a comprender e intentar cambiar. Es una obra original que no me ha disgustado. Seguiré investigando alguna otra novelita gráfica.
Y, por cierto, que el primer japonés, y creo que último, con el que he hablado en mi vida más allá de indicarle una dirección, se llamaba Hiroshi precisamente (Hiroshi Mashuda). Lo conocí en el tren volviendo a casa desde Toledo y, aparte de quererme llevar a Japón, me regaló una garza de origami que me hizo con un papel azul con pintas blancas y debo tener todavía en alguna caja. La deshice para aprender a hacerla y la volví a montar. Si se le tira de la cola mueve las alas. De vez en cuando hago una y siempre me acuerdo de su nombre, aunque no recuerde en absoluto su aspecto.