Sigo sin poder evitar leer cada novela de Brunetti que publica Donna Leon y eso que con los últimos dije que le iba a hacer la cruz, porque ya no son lo que eran y llegan incluso a aburrirme porque ya ni siquiera Venecia aparece como aliciente. Este "Esclavos del deseo" no me ha gustado, por lo que no voy a perder mucho tiempo.
Como siempre, Donna Leon toma la idea de las novelas de su popular detective veneciano de la realidad, alguna noticia, algún suceso sobre un asunto candente puede aparecer en la trama de sus obras. En este caso hay varios temas: tráfico de mujeres, identidad sexual, negocios turbios...
Un trabajador de un hospital que sale a fumar encuentra en las inmediaciones a dos chicas americanas en muy mal estado. No se sabe si han sido objeto de una agresión o de un accidente pero, al revisar la policía la cámara de vigilancia que cubría la zona, queda claro que dos jóvenes las han llevado allí dejándolas en la pasarela junto a la puerta del hospital y marchándose.
La policía localiza a los dos chicos, que son muy amigos, pese a proceder de muy diferente extracción social: uno es un trabajador a las órdenes de un tío bastante déspota y el otro está dando sus primeros pasos como abogado en el despacho de su padre.
Brunetti y Griffoni, su compañera napolitana, visitan a las chicas en el hospital y comienzan la investigación, con el apoyo de la Capitanía del Puerto dándose de bruces con la sordidez del tráfico de mujeres, no por las chicas, que a la larga han sido víctimas de un mero accidente de barca.
Los chicos no parecen muy colaboradores, pero según avanza la investigación Brunetti va ganándose al abogadito y averiguando cosas del tío de su amigo, así como la relación entre los chicos y los problemas que ambos sufren.
Griffoni a su vez consigue que el jefe de la Capitanía, paisano suyo, les ayude y facilite los medios para resolver el caso y, tras muchas hojas aburridísimas, coger a los culpables.
El tema podría haber dado de más o por lo menos la trama más entretenida. En descargo de Donna Leon debo decir que me lo leí durante mi viaje a Asturias y el disfrute de la zona de Cabrales me quitaba las ganas de avanzar con el libro. Igual por eso me gustó tan poco. La novela digo, que a Cabrales me iría otra vez con los ojos cerrados.
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