sábado, septiembre 28, 2019

Vigesimoprimer libro 2019: "Un asunto de honor", de Arturo Pérez-Reverte.

Éste es un relato largo o una novelilla corta que Pérez-Reverte escribió en 1994, revertiana a tope y con una trama vertiginosa que mezcla estilos como el road movie, el thriller o la novela romántica, sin olvidar el género caballeresco, aunque aquí no haya capa ni espada (aunque sí "la chuli", una navaja, muy protagonista, por cierto) y el caballero no se desplace por caminos a lomos de un caballo sino que conduzca un camión Volvo por carretera.
Manolo Jarales Campos, "Llanero Solitario" para sus compañeros camioneros, expresidiario quemado ya en mil batallas, siempre perdidas, conduce por la nacional 435 al volante de su camión (por cuenta de otro, claro, que él no tiene en propiedad más que su nombre) cuando, a la altura de Jerez de los Caballeros, cansado del viaje, hace parada en el club de alterne del portugués Almeida donde conoce de otras veces a la Nati.
Dentro conoce a María, hermana de Nati, "la más linda Cenicienta" que nunca vio, una cría de dieciséis años cuya virginidad habían vendido entre el Portugués y su hermana por cuarenta mil duros a un constructor, propietario además de una funeraria. Aunque ahora serían unos 1.200 euros, cuarenta mil duros de entonces, doscientas mil en pesetas, eran una pasta.
Como la cría no está por la labor le pide a Manolo que la lleve en su camión a ver el mar porque el único libro que tiene, y ha releído muchas veces, es "La isla del tesoro" y en ella aparece el mar. Pero, comoquiera que el camionero se niega porque no quiere líos, María se le cuela de polizón en el camión. Cuando Manolo la descubre decide devolverla para no meterse en líos, pero luego se lo piensa y vuelve a por ella llevándosela con él comenzando una carrera sin retorno perseguido por la  Nati, el Portugués, que considera el tema "un asunto de honor", y Porky, su matón, al volante de la funeraria, mientras Manolo se va enamorando de María hasta las trancas añadiendo puntos a sus papeletas para que los perseguidores lo quiten del medio.
El relato es muy entretenido y muy ágil y con un final abierto en el que puede caber todo, según el romanticismo o ingenuidad que cada lector/a quiera ponerle a la cosa.
El relato que yo me he leído lleva por título el que encabeza este post: "Un asunto de honor", pero luego se ha seguido publicando como "Cachito. Un asunto de honor", por el título de la película que se estrenó dos años después de publicarse el libro y que se llamaba precisamente "Cachito", pese a que en el relato original no se menciona nunca esa palabra sino "Trocito", que es lo que lleva Manolo tatuado en uno de sus brazos y la forma en la que acaba dirigiéndose a María.

Vigésimo libro 2019: "Las flores perdidas de Alice Hart", de Holly Ringland.

Este libro me ha dejado un agridulce sabor. La verdad que viendo la portada no esperaba mucho y lo empecé pensando: "a la primera buganvilla que salga lo dejo". 
Pero parece ser que las buganvillas no son flores autóctonas de Australia, que es donde se desarrolla la acción y australiana es la autora, de forma que sólo flores autóctonas australianas aparecen en la novela encabezando cada capítulo con su nombre en castellano (y en aborigen, si lo tiene), significado, denominación científica y lugar de crecimiento, así como su descripción, recomendaciones para su cuidado y notas de interés. Muy bonito.
Ahora bien, el libro tiene poco de lo que yo esperaba viendo las flores. Ni buganvillas ni paños calientes, aunque me parece una trama bastante irregular que no acabó de convencerme del todo.
El principio es bestial, fuerte. Alice, la del título, una niña de nueve años amante de los libros y aparentemente encantadora, comienza el primer párrafo de la historia junto a una ventana de su casa sentada en su pupitre imaginando "diferentes formas de prenderle fuego a su padre", quien dicho sea de paso se merece poco menos que eso.
Y no os quiero destripar mucho, que para eso ya está la contraportada del libro, que hace un poco de spoiler, pero Alice pierde a sus padres y acaba viviendo con la madre de su padre, June, una mujer de quien nunca le habían hablado en casa y que parece ocultar un gran secreto. O por lo menos un par de ellos.
June lleva a su nieta a Thornfield, una especie de casa de acogida rodeada de una plantación de flores en la que trabajan las mujeres que se refugian allí, cada una con una historia trágica a sus espaldas y a quienes la propietaria denomina "Las Flores", ninguna de las cuales parece tener un nombre de más de dos sílabas: Myf, Twig, Candy, Amy... quienes acogen a la traumatizada Alice, que tras la primera parte del libro y perder a sus progenitores y a su perro, había quedado muda, acompañándola en su duelo para hacer de ella una niña más o menos feliz y acompañarla en su crecimiento en la casa hasta que la pobre hija parece ir repitiendo el trágico patrón familiar y se acaba marchando de la casa para vivir la tercera parte de su historia trabajando en una especie de Parque Nacional donde tampoco es que lo pase realmente bien. El peso de su pasado parece perseguirla como una especie de maldición de la que sólo parecen sacarla las flores australianas cuyo significado había ido guardando su abuela en un álbum.
Ninguna mujer de la historia parece haber sido feliz y todas tienen como una doble forma de comportarse, sobre todo la abuela que hay ratos que no sabemos si desea lo mejor para su nieta o jorobarle la vida como antaño le pasó a ella y a casi todas las mujeres de la familia.
En el libro tienen mucho protagonismo las plantas, el río, los árboles... bueno, uno en concreto, que es como una especie de Registro Civil de la familia porque han ido tallando en él nombres que configuran casi su árbol genealógico. Y Alice, dando bandazos sin acabar de encontrarse a sí misma.
La novela no está mal, no en vano ganó un prestigioso premio, pero a ratos me parece de una redacción un poquito infantil pese a los graves temas que toca (principalmente maltrato en sus diferentes versiones) y a la forma en que acaba reflejando que los traumas no acaban de desaparecer si se siguen ocultando sin resolver nada. 
Me llama mucho la atención cómo la narradora nos introduce en la cabeza de la protagonista haciendo que la acompañamos en su proceso de autoculpabilización, buscando justificaciones para quienes le hacen daño y buscando excusas para no salir del pozo en que se encuentra. 
Comienza fuerte la narración, discurre con altibajos y vuelve a ser fuerte hasta casi el final, llevando a quien lee a esa sensación agridulce a la que me refería al principio, creo que porque me puede mi corazón de abogada de años en Centros de la Mujer y quisiera ayudar a Alice. Y es que, en el fondo, es solo un libro y, como muchas veces también ocurre en la realidad, tampoco puedo hacer nada por ella, sólo acompañar a Alice y arroparla.

viernes, septiembre 27, 2019

Downton Abbey, delicioso divertimento, sobre todo para apasionadas/os de la serie.

El domingo pasado estuve viendo "Downton Abbey", la película. No me la podía perder ya que estuve absolutamente enganchada a la serie, aunque lo justificara diciendo que perfeccionaba mi inglés, ya que la seguía en versión original. 
No sólo me vi todos los capítulos (más de una vez los de la primera temporada y algún especial de Navidad), sino que además me leí una biografía de Lady Almina Carnarvon, quinta condesa de Carnarvon (el de la tumba de Tutankamon, sí), hija ilegítima uno de los Rothschild a quien perteneció el castillo de Highclere, edificio en el que se desarrolla Downton Abbey y en cuya biografía se inspiran algunos de los sucesos más interesantes de la primera parte de la serie.
El castillo es visitable e incluso se celebran bodas en él. Si pincháis en la foto de Highclere Castle podéis acceder a su página web.
https://www.highclerecastle.co.uk/

Disfruté un montón con la peli volviendo a ver a mis personajes favoritos, sobre todo a la condesa viuda. Me encanta Maggie Smith es ese papel. Me sigue pareciendo la mejor de la serie, perdón, de la película (junto con la cocinera y el mayordomo Mr Carson, of course).
Lo que me resultó más extraño, aparte de las voces en castellano, pese a lo estupendamente dobladas que están, fue la luz de la película. No se si para diferenciarse de la serie o para hacer más realistas las imágenes, sobre todo en exteriores, la luz es más oscura y a veces, cuando hay mucha gente, como viendo el desfile, algunos personajes parecen algo desenfocados. Pero, en cualquier caso, los paisajes son fabulosos y el castillo sigue siendo protagonista principal, ocupando bastantes minutos en la trama y sirviendo de transición entre las escenas. Comparto el tráiler de la película.

Decimonoveno libro 2019: "El cuarto mono", de J. D. Barker.

Por todos sitios veía publicidad de "La quinta víctima", "la vertiginosa secuela de el cuarto mono", y yo sin haberme leído "El Cuarto Mono", así que un día que me perdí buscando pintura en el Carrefour y aparecí en el pasillo de los libros (que una tiene querencia, también es verdad), pues acabé llevándome en edición bolsillo el famoso mono que ahora reseño.
De primeras, la historia sorprende porque nada más empezar resulta que el supuesto asesino muere atropellado por un autobús cuando va a enviar la primera cajita blanca con una parte de la persona que ha secuestrado: una oreja. Porque este asesino es, como no, un asesino en serie, faltaría más en un thriller, y tiene por costumbre envíar primero una oreja de la víctima que tiene secuestrada, luego los ojos y por fin la lengua, para acabar matándola y abandonando el cuerpo. Así que, la trama parece centrarse en la carrera contrarreloj para encontrar a la chica secuestrada pues, una vez muerto su secuestrador, tampoco es cuestión de dejar morir de hambre y/o de sed a la secuestrada.
Empiezan la cosa despertando al detective Sam Porter que, como no, tiene alguna tragedia a sus espaldas que le tiene de baja en el servicio y que en principio no sabemos cuál es. Pues eso, que le despiertan porque resulta que este pobre hombre llevaba años detrás del asesino en cuestión y que si quieres arroz Catalina, que no ha habido forma de pillarlo, así que cuando el transporte público atropella a quien todos los indicios apuntan como "El cuarto mono", le llaman para que colabore en la investigación y, sobre todo, en la búsqueda de la secuestrada, que, como todas las víctimas anteriores, sólo es la persona que acaba muriendo, ya que el objetivo real del secuestro, mutilación y asesinato de esas personas, es lograr que alguien de su familia o entorno sufra y pague por algo que el asesino considera que hizo mal y debe ser castigado. Es decir, algo así como aprender en cabeza ajena o, en este caso, morir en cadáver ajeno.
Mientras los policías van dando palos de ciego e intentan con poco éxito averiguar el paradero de la chica, compartimos para nuestra desgracia su situación como secuestrada, que pone los pelos de como escarpias: con una oreja cortada, soportado música de rock a niveles inaguantables atada a una mesa de pies y manos, sin comer ni beber y percibiendo cómo las ratas campan alrededor suyo aproximándose peligrosamente a ella.
Y el caso es que el atropellado, además de la cajita blanca con la oreja y la dirección de la persona a quien va dirigida, lleva encima el diario de su vida, que tampoco ha sido lo que se dice "normal", diario que va leyendo Sam Porter de una forma terriblemente lenta para exasperación de quienes tenemos por costumbre leer más rápido y para desgracia de la investigación, porque el asesino va dando claras pistas y el policía, "tocado con su problema" y leyendo sólo a ratos no pilla una porque si se descuida no es capaz de terminarlo ni resolver el enigma.
La novela alterna el relato de la investigación, la situación de la secuestrada y la lectura del diario para hacernos sufrir a tres bandas, digo yo, que llevaba mosca desde las primeras páginas aunque la narración tiene giros, inesperados algunos, que despistan de las iniciales sospechas y que si Porter se hubiera leído el diario más rápido igual había acertado antes, que ya le vale.
En definitiva, el libro resulta entretenido y me han quedado ganas para aventurarme con el siguiente, aunque a veces la investigación policial deja mucho que desear.
Por cierto que el título tiene que ver con los famosos tres monos de no se qué templo de Japón que tienen alguna parte de su cara tapada con las manos, precisamente las que el asesino mutila, significando lo que no debe hacerse: las orejas (no oír), la boca (no hablar) y los ojos (no ver), al que añade el cuarto de "no hacer" que para el asesino supone acabar con la víctima para así castigar a quien quiere castigar y de ahí el nombre que dan al asesino y el título de la novela.
P.D. Y como las iniciales J.D. del autor me intrigaba he buscado su nombre en Internet y responden a Jonathan Dylan. Además vienen algunas fotos suyas en la red en las que aparece con una carilla con un no se si buscado aire de asesino en serie que casi asusta.

sábado, septiembre 14, 2019

Decimoctavo libro 2019: "Los capullos no regalan flores", de Moderna de Pueblo (Raquel Córcoles).

Pues como dije en la reseña anterior, que al enterarme que el cooltureta no era sino uno de los tipos de capullos que Moderna de Pueblo ya había "catalogado" en una publicación anterior, pues la busqué y en otro "ratejo" me puse al día en la materia.
Moderna de Pueblo, alter ego de Raquel Córcoles, apoyada en su propia experiencia y las de algunas amigas, repasa diferentes tipos de hombres a los que ella atribuye determinados comportamientos, actitudes y formas de ser que los convierten en lo que ella denomina "capullos", comenzando por el primero que le promete no olvidarla cuando sale del pueblo y le pone los cuernos a la primera de cambio.
Como en la otra obra que me leí, resultan más atractivos los dibujos que los textos y es un cómic (o una novela gráfica, como parecen llamarse ahora) entretenido y divertido, una forma de burlarse de tipos que, en su búsqueda de su ideal de hombre, o al menos uno medio normal, (porque ¡vaya serie que nos presenta!), le han parecido merecedores del apelativo que da título al libro, ninguno de los cuales parece tener mucha intención de sorprenderla con un ramo de flores.
Desde el "Capullo clásico" hasta el "Capullo Asperger", pasando por el "Capullo fugitivo", el "Capullo capullo", nuestro ya conocido "Capullo cooltureta", el "Perdonavidas", el "Capullo mareante", el "Trimestral" o su propio compañero de piso, vamos conociendo extereotipos de relaciones y tipos en clave de humor y seguimos a la protagonista y a sus amigas y amigos de juerga, buscando trabajo, aburriéndose en casa, buscando rollito... en fin, vamos conociendo cómo viven sobre todo las chicas en edad universitaria o de módulo superior, qué hacen cuando salen de marcha, cómo visten, cómo se enfadan o lloran cuando fracasan y, especialmente, va dando pistas para conocer, y en la medida de lo posible, evitar caer en las redes de los tipos que describe.
Como es cortito y divertido sirve para pasar un buen rato. Y los dibujos son estupendos, y más divertidos si cabe que el texto.

lunes, septiembre 09, 2019

Decimoséptimo libro 2019: "El cooltureta", de Raquel Córcoles (Moderna de Pueblo).

No se si llamarlo libro, aunque el formato es de libro. La propia autora refleja sus dudas en la portada al tachar "EL CÓMIC" y escribir luego "LA NOVELA GRÁFICA" como si el propio personaje descrito la corrigiera.
Como novela gráfica que es no es larga y tiene poco texto priorizando los dibujos sobre el relato, que no sobre el mensaje. Es muy divertida y refleja a la perfección el tipo de hombre que describe: en el fondo un absoluto imbécil o, según se vea, una especie de cultur-victim que asume la pose de culto sin serlo mediante el subterfugio de fingir que sabe lo que para él debe conocer todo culto que se precie: tiene los libros que debería leer (que no es que los haya leído pero los tiene), va a las galerías de moda, está al tanto de todo lo que está de moda en los ambientillos culturales que según él (y el cultural del periódico que lee, diría yo) deben ser frecuentados.
Comienza la novela mudándose a un barrio supuestamente bohemio donde según él podrá desarrollar todo su potencial cultural y va paso a paso quedando como lo que realmente es, aparte de un gil: un pobre desgraciadito que piensa que hacerse el culto le va a ocasionar éxito personal, le va a permitir conocer gente interesante y, como no, tener mejores posibilidades amorosas, así que nada le es ajeno en cuestiones culturales "in". 
Pretende estar al día de cualquier tendencia, pero sólo las que supone que le darán el aura de persona culta, para lo que se tiene que preparar documentándose los libros que debe tener (en papel, que así se ven, que si se lleva un ebook nadie sabe que te estás leyendo "lo último de lo último de lo que se debe ller) y de los que debe hablar, aunque sea únicamente del título, qué películas son "imprescindibles", qué hay que opinar de un cuadro o una exposición y qué hay que criticar. 
Y luego no se puede ver callado porque tiene que opinar, elogiar y, sobre todo, presumir de conocer toda película de autor, subtitulada o más rara que un burro a cuadros, todos los libros "de obligada lectura", escuchar la música que una persona muy culta escucharía, organizar la mejor fiesta con la gente "más selecta" y despreciar lo que consideran que no entra en su definición de cultura. 
Pero el pobre se va dando de morros con todo y no es capaz de generar relaciones ni culturales ni de las otras.
No está mal. Es muy divertida y tremendamente incisiva y crítica con el tipo cooltureta; así cool + reta, que en la portada aparece junto pero con distintos tonos para reforzar la idea de cultura guay. 
Me lo trajo mi primo Gregorio en agosto cuando le dije que estaba un poco baja de lectura, que leía menos y tenía un par de libros atascados. 
Yo no conocía nada de Moderna de Pueblo, ni me sonaba siquiera el nombre pero como parece que este cooltureta es una especie de secuela de otro que se llama "Los capullos no regalan flores", en el que define diversos tipos de hombres con los que la prota se ha cruzado con bastante mala suerte, pues lo puse en la lista para mi reanimación lectora, a ver si me animaba, no sólo a leer, sino animarme en general, que nunca viene mal una sonrisa. Además los dibujos son estupendos. Lo único es que casi todos los libros que el cooltureta finge haber leído y exhibe en las estanterías de su casa yo sí me los he leído y al principio me molestó un poco hasta que me fui dando cuenta del fraude que era el personaje, que realmente no entendía de nada siguiendo el dicho ese de "dime de qué presumes y te diré de lo que careces".