Me lo merezco. Que dije que, después de no gustarme en exceso Reina Roja, no iba a seguir con la saga de Juan Gómez-Jurado, y he seguido.
Cuando un libro que se vende como trepidante y adictivo me ayuda a dormir... a mí, que vengo de una familia de insomnes...
Que me resulta hasta difícil reseñar el libro porque algunos días no se si lo he leído o lo he soñado.
A ver, que igual es entretenido y si se vende por algo será, pero que el personaje que más te guste sea el malo (o la mala)... no dice mucho del atractivo literario de la protagonista.
Y es que la Scott, aunque aquí parece más real (y más yonqui, que no se quita las pastillitas de colores de la boca a escondidas de su compañero), tampoco acaba de parecerme redondo su personaje, ni alucinante su capacidad de análisis ni sus métodos de investigación. Su compañero y ella llegan siempre tarde, y además el personaje de Jon ha perdido fuelle. Ha perdido la confianza en Antonia Scott (con razón), se pasa el libro enfurruñado y respondón y su trabajo policial no supera la mediocridad. Como si se hubiera desinflado. Además también me resultan ya un poquito cargantes las frasecitas de canciones de Sabina o Mecano, que parece que el libro no va en serio.
Lo salva el giro final, pero tener que llegar a las taitantas páginas para que apetezca seguir leyendo... pues como que no. Aunque igual es simplemente que estaba falta de sueño con los maratonianos dos últimos meses del año que nos tenían reservados los Juzgados.
Esta vez el argumento incide sobre la mafia rusa, tirando de clichés y estereotipos del mafioso ruso tipo, con sus métodos crueles y sus gustos horteras. Se desarrolla, cómo no, en la Costa del Sol. Y el enfrentamiento no es solo entre la policía y la mafia, que aquí la cosa funciona a tres o cuatro bandas, porque interviene la policía de la zona, poco fiable (y no precisamente por sus dotes policiales), la agencia o grupo o lo que sea a lo que pertenecen Antonia, Jon y el Mentor (una especie de CIA europea nada creíble) y los malos, o, debería decir las malas, que son las que más juego dan y más confunden, que no acabas de saber si son buenas, malas, regulares, malísimas o requetelistas.
El libro comienza con una llamada a deshora para que Antonia vaya a Marbella. Ha habido un tiroteo, aparentemente un ajuste de cuentas entre mafiosos, y ha desaparecido la esposa de uno de los rusos asesinados: Lola Moreno, un personaje que va ganando puntos según se avanza en la lectura y que no me hubiera importado que fuera ella quien contara toda la historia.
A Lola la buscan la policía marbellí, el ruso que ordenó la muerte de su marido, Antonia y Jon y la Loba Negra, que tiene más protagonismo en la portada del libro que en sus páginas. Todo el mundo a por ella, y ella, que intentando escapar de todo el mundo, se va metiendo en la boca de todos los lobos que se va encontrando, pese a su perro, un bicho enorme sobre el que un aparte del libro nos cuenta su origen y que tiene también su minuto de gloria.
No se, me siguen sin parecer novelas redondas las de Gómez-Jurado, pero serán cosas mías. No se si me atreveré con la tercera. Ya veremos.