domingo, enero 13, 2019

Primer libro 2019: "Invierno", de Rick Bass.

Con lo que me aburrió mi última lectura de 2018, este "Invierno" me comenzó pareciendo hasta entretenido y eso que no pasa absolutamente nada más que el tiempo, tanto el cronológico como el atmosférico. Bueno, eso y el protagonista cortando leña para su chimenea durante casi las 218 páginas del libro, que no se cómo puede considerarse ecologista, que si dura un poco más el invierno deja Montana sin madera. Debe ser la cultura americana neorrural masculina apasionada de las motosierras, que no me dice nada bueno.
La obra es una especie de diario que escribe el autor en el lugar al que han llegado con Elizabeth, su pareja, desde Texas de donde eran originarios. Escribe en el invernadero en los ratos libres que les deja la búsqueda de árboles caídos y el tiempo que pasa haciéndolos leña para calentarse en los días de invierno que se aproximan ya que "Winter is coming".
El autor es menos de campo que un semáforo y comienza el libro buscando un lugar donde vivir lejos de la ciudad y tan lejos llegan que casi acaban en Canadá. Consiguen que les dejen una cabaña en un lugar llamado Yaak en Montana, que imaginaba idílico hasta que lo encontré en Street View, aunque supongo que los bosques serán impresionantes.
El protagonista, que, pese a compartir la experiencia con su pareja, se olvida de contarnos qué hace Elizabeth mientras él se dedica a cortar leña y comadrear con otros hombres del valle intentando que no resulte demasiado evidente su escasa adaptación al medio y bebiendo y viendo el fútbol en el bar de la localidad. Hasta la página 169 sólo la menciona de pasada y es para animarla a jugar al pinacle con otras mujeres que están de bajón invernal, al contrario que ella que parece llevarlo estupendamente, aunque no sepamos qué está haciendo. Imagino que pintando porque es pintora. De hecho son suyas las ilustraciones del libro, cosa de la que me he enterado buscando los datos de la edición, porque el autor no dice ni mú de que su mujer colabore en su obra, si bien incluye una frase suya que es la que más me ha gustado del libro: "Es como si fuéramos el viento mismo".
Es un diario un poco raro y estando en un lugar con una naturaleza exuberante y casi salvaje no describe demasiado los lugares por donde se mueve. Se ocupa algo más de las personas pero no demasiado en profundidad ya que son hombres taciturnos y poco comunicativos que ayudan sin que se lo pidan pero que no piden ayuda. No hay teléfono, tienen que desplazarse varios kilómetros para comunicarse o comprar. Esto último casi como en Quero, aunque no tengamos nieve y eso nos facilite algo los desplazamientos.
Parece ser que Rick Bass, el autor y protagonista del libro, es defensor de los bosques primigenios de los EE.UU. Supongo que llegaría a ese compromiso tras varios inviernos consiguiendo leña para su chimenea. Lo que está claro es que le gusta la soledad y no necesita mucho comunicarse con los demás, así que en el Yaak Valley será feliz. Yo para unas vacaciones de verano a lo mejor, pero para subirme por las paredes ya tengo el comedor de mi casa.
En fin, que como tampoco hace falta leerlo de corrido, pueden leerse algunos capítulos del diario para relajarse sin pensar mucho, pero también os podéis aburrir como ostras o igual soy yo que no necesito dejar la ciudad para volver a la naturaleza.
De todas formas no veo yo que escriba este hombre de manera tan extraordinaria como para compararle con los grandes escritores americanos con los que se le ha equiparado. Pero, para gustos...
Este libro me llegó en el paquete de Bookish de diciembre en el que se incluía, dadas las fechas, una bolsita de Christmas Tea (siempre incluyen bolsitas de té o de alguna otra infusión en sus cajas), aunque té, lo que se dice té no se si llevaba porque me lo acabo de tomar a las cinco y aunque olía estupendamente al montón de hierbas que lleva me dejó un regusto empalagoso bastante alejado del té y además es desteinado. Pero he aprendido una palabra porque dice que es una "infusión ayurvédica de especias", un tipo de medicina india y que ayuda a reducir Vata y aumentar Pitta, temas de elementos y humores y esas cosas. A mi lo único que ha hecho es ponerme mal cuerpo. Seguiré con tés más normalitos y menos ayurvédicos y añado la etiqueta de "Bonitos palabros" a la entrada, aunque no creo que la vuelva a utilizar en la vida.
En la caja también se incluía una tarjeta con una ilustración de Catarina Alvez muy bonita pero que no creo que como dice el folleto refleje "la soledad de una vida apartada de la civilización, vivida al margen de la tecnología y las comodidades que brinda la urbe".
A mi me parece más una niña pija de vacaciones en Saint-Moritz cotilleando con unos prismáticos. Y eso por los ocho copos blancos que ha pintado, que si no parece más de otoño por las hojitas, la bufanda y los guantes. Pero, que cada quien es cada cual para ver lo que quiera.

lunes, enero 07, 2019

Estadística lectora de 2018.


https://marinieves.blogspot.com/search/label/Libros%20le%C3%ADdos%20en%202018.
Como ya sabéis quienes seguís el blog o miráis mi Facebook, en 2018 he reseñado 42 libros que he leído, lo que supone el mismo número que en 2017 y no está mal. Estoy contenta. Aunque a final de año bajé el ritmo, mantengo la media.
De todos los leídos, 19 estaban escritos por mujeres y 23 por hombres, así que mantengo los criterios de equilibrio entre ambos sexos y debo decir que este año no lo he ido buscando tanto, lo que quisiera pensar que supone que más autoras siguen publicando y que además me aciertan en el gusto. Aunque he leído más de un libro de algunas escritoras (Margaret Atwood, 2; Simonetta Agnello Hornby, 2; Penelope Mortimer, 2) y de algunos escritores (Arturo Pérez-Reverte, 2; Andrea Camilleri, 3), el equilibrio no varía mucho: 17 autoras y 20 autores).
Por géneros literarios la selección creo que es bastante variada, si bien sigo leyendo mucha novela negra y policíaca.
Os pongo aquí la lista de libros enlazando los títulos con la reseña por si queréis repasar alguna y si queréis acceder a todas las del año pinchad en la imagen de arriba.
Feliz año y mis deseos de buenas lecturas para todo el mundo.
1.- “Eva”, de Arturo Pérez-Reverte.
2.- “La chica de Kyushu”, de Seicho Matsumoto.
3.- “Dispara a la luna”, de Reyes Calderón.
4.- “Asesinato en la planta 31”, de Per Wahlöö.
5.- “La Mennulara”, de Simonetta Agnello Hornby.
6.- “Absolutamente Heather”, de Mathew Weiner.
7.- “La semilla de la bruja”, de Margaret Atwood.
8.- “Ana”, de Roberto Santiago.
9.- “Verano en rojo”, de Berna González Harbour.
10.- “La tentación del perdón”, de Donna Leon.
11.- “El rey de los juegos”, de Marco Malvaldi.
12.- “El buen hijo”, de Ángeles González-Sinde.
13.- “Las ocho montañas”, de Paolo Cognetti.
14.- “Yo veo en la oscuridad”, de Karim Fossum.
15.- “El cielo ha vuelto”, de Clara Sánchez.
16.- “Central Park”, de Guillaume Musso.
17.- “La mujer singular y la ciudad”, de Vivian Gornick.
18.- “El crimen del conde Neville”, de Amélie Nothomb.
19.- “No me toques”, de Andrea Camilleri.
20.- “Los perros duros no bailan”, de Arturo Pérez-Reverte.
21.- “La desaparición de Edith Hind”, de Susie Steiner.
22.- “El cielo robado”, de Andrea Camilleri.
23.- “La investigación”, de Philippe Claudel.
24.- “Lejos del corazón”, de Lorenzo Silva.
25.- “Contra la lectura”, de Mikitta Brottman.
26.- “84, Charing Cross Road”, de Helene Hanff.
27.- “El homenaje”, de Andrea Camilleri.
28.- “Papá se ha ido de caza”, de Penelope Mortimer.
29.- “La habitación”, de Jonas Karlsson.
30.- “Esperando a Mister Bojangles”, de Oliver Bourdeaut.
31.- “Que nadie duerma”, de Juan José Millás.
32.- “Los casos de Horace Rumpole, abogado”, de John Mortimer.
33.- “La nieta del señor Lihn”, de Philippe Claudel.
34.- “La moneda de Akragas”, de Andrea Camilleri.
35.- “El cuento de la criada”, de Margaret Atwood.
36.- “Oeste”, de Carys Davies.
37.- “El devorador de calabazas”, de Penelope Mortimer.
38.- “Palermo es mi ciudad”, de Simonnetta Agnello Hornby.
39.- “Arderás en la tormenta”, de John Verdon.
40.- “La Retornada”, de Donatella Di Pietrantonio.
41.- “Una noche con Sabrina Love”, de Pedro Mairal.
42.- “Las siete muertes de Evelyn Hardcastle”, de Stuart Turton.

jueves, enero 03, 2019

Cuadragésimo segundo (y último) libro 2018: "Las siete muertes de Evelyn Hardcastle", de Stuart Turton.

Y finiquito las reseñas de los libros leídos en 2018 con éste libro que por poco se carga mi afición a la lectura y que me ha dado el propósito para el año nuevo: dejar inacabado un libro cuando me vaya resultando un plomo. Y que si el propósito lo hubiera hecho para 2018 éste se hubiera llevado seguro la mayor parte de las papeletas, que se me atragantó el libro, las ganas de leer, las ganas de resumir y lo único que me ha proporcionado ha sido sueño.
Dice la editorial en la contraportada que es "una extraordinaria mezcla de Agatha Christie, Atrapado en el tiempo, Origen y Black Mirror". No he visto todavía ningún capítulo de la serie de Netflix, ni la película de DiCaprio y al día de la marmota o como se llame le tengo hecha la cruz como a casi cualquier película en la que intervenga Bill Murray pero, desde luego, lo que no he visto por ningún sitio en el libro es a Agatha Christie. Es una mezcla de estilos sin sobresalir y destacar en ninguno y sin que me enganchara ninguna de sus páginas más allá de la primera sorpresa inicial.
No me gusta mucho la literatura fantástica en general ni que aparezcan cosas imposibles en un libro que pretenda ser verosímil y por eso el punto de partida de éste, en el que una persona va ocupando progresivamente el cuerpo de otras para repetir el mismo día, pero desde la diferente perspectiva que le da el cuerpo y la mente de su huésped, con la finalidad de descubrir quien es el culpable de la muerte a la que se refiere el título de la novela y, en su caso evitarla, pues como que no me entraba en la cabeza en ningún momento. Y si lo que pasara en el día de la muerte fuera entretenido o sorprendente, pero es que no pasa nada y leer siete u ocho veces sobre el mismo aburrido día, contemplando cómo se van dejando notitas para intentar darle un giro a los acontecimientos, que nunca parece producirse, pues como que me resultó infumable.
La acción, por llamarla de alguna manera, se desarrolla en una mansión venida a menos, una especie de Manderley o Downton Abbey medio abandonado, sin teléfono ni Internet ni comunicación con el exterior donde han sido convocados para una supuesta fiesta varios invitados que supuestamente ya coincidieron hace años en otra velada similar que acabó en tragedia. El protagonista es consciente de si mismo en un cuerpo y una mente que no reconoce como propias y piensa que sufre amnesia. Es testigo de lo que considera un homicidio y pone en funcionamiento la trama en la que va siendo huésped de los cuerpos de los diferentes invitados, ayudado, o no, por una tal Anna, y por un personaje que conocemos como el médico de la peste por la máscara que cubre su cara, y perseguido por otro personaje que denomina "el lacayo" y que pretende matarlo sin que sepamos por qué.
Los personajes cuyos cuerpos va ocupando son más tontos o más listos, con más o menos fuerza física y peores o mejores intenciones pero ninguno acaba de darle la pista que le ayude a averiguar quién matará a Evelyn a cuya muerte asistimos cada vez sin que parezca poder evitarse.
Al principio del libro hay un plano de la casa que yo creía que iba a ser relevante en el caso pero debió hacerlo el autor para que no se le chocaran los personajes ya que como repiten el mismo día con diferentes cuerpos pues no debía querer que se encontrara el protagonista consigo mismo a la misma hora en la misma habitación y con distintos cuerpos, digo yo, pero que no sirve de nada para entender la trama de la que desconecté a la primera de cambio y no consiguió engancharme en ningún momento.
He visto que hay elogiosos comentarios del libro por ahí, así que como para los gustos están los colores y los libros, quien quiera atreverse a leerlo que no me haga caso, pero a mi me decepcionó enormemente. Me había generado muchas expectativas y no me gustó nada. Bueno, algo sí me gustó:  físicamente el libro es muy bonito y sus hojas hacen un ruidito que me gusta mucho encontrarme en los libros y que suelen tener los libros buenos de buenas editoriales. Ático de los libros suele darme en el gusto pero no esta vez.

Cuadragésimo primer libro 2018: "Una noche con Sabrina Love".

Un chico de diecisiete años que pasa las noches viendo porno por cable pirata resulta premiado en un concurso que celebra uno de los programas que lo tiene enganchado hasta la madrugada: ha ganado la posibilidad de pasar una noche con su estrella porno favorita, Sabrina Love.
El protagonista, Daniel Montero, no se lo plantea dos veces y decide emprender el largo viaje desde su pueblo hasta Buenos Aires con el fin de "recibir" su premio. No tiene apenas dinero así que hace el camino a dedo. No es un viaje lleno de aventuras, aunque alguna sorpresa desagradable sufre, ni conoce a gente terriblemente interesante, ni tiene encuentros que marquen su vida futura, aunque la mayoría de las reseñas hablen de viaje de iniciación del muchacho, supongo que por considerar su iniciación sexual.
Tal vez si fuera una chica con el mismo planning hablarían de viaje a su perdición porque lo que más me ha llamado la atención es que ningún hombre con los que se cruza en su camino discuten su derecho a pasar la noche con la porno star, ni se plantean que pueda haber algo sucio o inaceptable en el hecho de que una mujer sea el premio de un concurso y que todos lo vean bien y se les caiga la baba de envidia. Incluso alguna reseña en algún blog habla de "el sueño de cualquier hombre hetero", cosa que quiero pensar que no responda a ninguna verdad estadística.
Creo que es lo que me ha molestado del libro porque luego, pese a ser una novela cortita, está muy bien escrita desde la introducción del propio autor que me parece genial, desarrolla una idea original y resulta muy entretenido. Daniel cae bien y al final vemos que es un buen chaval que acaba entendiendo lo que hay en el mundo al que ha llegado al final de su viaje y aprende de la experiencia llegando a conclusiones adultas, pero, ya digo, me deja un regusto amargo.